Los personajes del tío Ful: Martín Guevara, sobrino de 'Che' Guevara

Lleva muchos años en España, 13 en León, pero su acento argentino sigue tan presente como si acabara de aterrizar de Buenos Aires. Es sobrino del Che Guevara y ésa es una condición que le acompaña  siempre pues «se trata de la figura más reproducida de la historia. Su foto es más reproducida que la de Lennon o la de Cristo, con 2.000 años de historia a sus espaldas; es una figura que te llega a agobiar, hasta el punto que tuve que decidir salir de la sombra de este mito para poder vivir mi propia vida. Y lo hice, pues en mi familia todos permanecían en su ámbito, marcados por esa figura universal».

Recuerda Martín que en su relación con El Che hay varias etapas. «En mi infancia Ernesto era un hermano de mi padre, nada más, pues en Argentina, entonces en una dictadura, no se podía hablar de él. Por eso cuando llego a Cuba con 10 años, al exiliarse la familia,  descubro que soy sobrino de una especie de Sandokán, pero también descubro que esta muerto; cara y cruz, alegría y pena».

Desde ese salir de la sombra del mito Martín estudia, lee y conoce a un nuevo Ernesto Guevara, «que no es ni el odiado en Miami ni el adorado en los países o ambientes comunistas».  Y desde mirada «lo he criticado en  algún libro pero también he sentido como un verdadero afecto a todo lo que hizo y a todo lo que trato de hacer. No oculto que hizo cosas equivocadas pero destaco esa faceta de hombre de acción. Murió con 39 años y ya dejó 4000 páginas escritas, estudio medicina, viajó por medio mundo, sabía de economía y también estuvo en la guerrilla». Y quiere resaltar su faceta de lector. «Era un aventurero que leía mucho, a los poetas malditos franceses, a León Felipe... muy en la tradición familiar pues en mi casa estuvo acogido Alberti. Mi padre escuchaba de niño en casa versos recitados por Alberti». Pero si Martín tuviera que definir a El Che con una palabra sería coherencia. «Mi tío fue uno de los pocos políticos que decía lo que piensa y hacía lo que decía pues era una mezcla de político y hombre de acción».

- ¿Y qué tal en León?
- Encantado. Yo me enamoré de León desde que llegué a Villadangos. Para los americanos ver algo que tiene dos mil años de historia es maravilloso y caminar por las mismas calles que lo hicieron los romanos, entrar en una Catedral medieval... Y la gente, los leoneses se autocritican como ásperos sin ninguna razón».