Tío Alberto, un ser extraordinario que a ratos es arquitecto (ganador de importantes premios internacionales), a ratos pintor, escultor, poeta –como todos, dice él– pasó por León, regresó a su tierra para recibir el galardón de Paisano de La Gremial que ‘sólo’ es una marioneta artística pero le coloca al lado de seres que admira, como García Zurdo.
Volvió a su tierra, a la de su infancia en casa de los Muñiz donde ‘increpaba’ a su padre porque a él le parecía mucho más importante un fontanero o un electricista que un abogado (profesión de su padre) o un día regresó a casa sin la gabardina que acababa de estrenar porque se la había regalado a otro niño que la necesitaba más, pero él no lo cuenta así, ahora dice que «era suya, porque era quien la necesitaba».
Tío Albertoya veía las cosas de otra manera–dice que «León no se muere, la están matando dirigentes con muy poco acierto»– y se fue de su tierra, «me echaron», y en Madrid decidió entregar su vida y todas las ganancias como arquitecto en construir una ciudad para niños desamparados, de la calle, sin techo. «Soy el único arquitecto que ha construido una ciudad; y además sin papeles. Yo no lo veo como un acto de generosidad sino como necesidad; yo si veo a un ni durmiendo en un coche y no lo recojo el que no duerme soy yo».
Ciudad que aún dirige, en la que vive y donde hizo el milagro de que llegara la Democracia cinco años antes que al resto del país, en 1970.
Los personajes del tío Ful: Tío Alberto, fundador de la Ciudad de los Muchachos
De niño regaló su gabardina nueva a otro niño que la necesitaba más que él, de mayor se ha entregado a una ciudad que él mismo creó para niños sin techo, ‘golfillos’, dice él
31/12/2022
Actualizado a
31/12/2022
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