Los personajes del tío Ful: Vanesa Díez, cuentista

Maestra a tiempo completo por lo que incorpora a su profesión todos los demás componentes de la vida que quiere vivir y en la que cree. Cuentista porque trabaja con niños y es la mejor arma de seducción y no la descarta para los mayores. Apasionada de su León, de sus leyendas, de sus palabras, de sus historias.

Y de Villalfeide, porque allí encontró un lugar para vivir y una gente con la que merece la pena vivir. Jóvenes con los que comparte proyectos culturales, mayores que han hecho un camino importante... Pocos, muy pocos. La despoblación, ya se sabe, y tal vez el desprecio del que no se sabe pero se debería saber.

Y un bar que se ha convertido en la taberna, la casa de cultura, el salón de los mozos, la sala de reuniones...

- ¿El último bar de un pueblo debería estar subvencionado?
- Totalmente, no lo dudes, es el último reducto de la convivencia. El lugar donde puedes ver a la gente, organizar actos, al menos en casos como Villalfeide donde son excelentes colaboradores con todo lo que se hace.

Y así, en el pequeño Villalfeide, el despoblado, han vuelto a recorrer las calles sus históricos caretos por Carnaval, en la noche del 31 de octubre no se importa ninguna tradición ajena y recrean con viejas historias la Noche de Ánimas, cosas de Navidad, un verano de mucha vida, la popular carrera hasta Polvoreda...

Y un carro al que se ha ido subiendogente: Patri la de la quesería, Alma, el cantinero, Vanesa la cuentista y aquellos vecinos que vivieron otras épocas y otras historias de «un pueblo que siempre tuvo mucha tradición, aquí hubo una importante asociación cultural, una revista potente, unos San Félix de mucho festejo... Hay vida.