Corro de Liegos: 'El Tigre no voló sobre el nido del Uco'

El hermano de Tomasuco, Albertuco, ganó en pesados al Tigre y completó el doblete de la familia pues Tomás también ganó semis

Fulgencio Fernández
15/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Sergio González se metió nuevamente en la final... pero allí estaba La Roca.
Sergio González se metió nuevamente en la final... pero allí estaba La Roca.
Hace unos años, camino del corro de Liegos, paré en La Uña, en el bar del inolvidable e ingenioso Vicente Chapolines, que siempre tenía algo que preguntar y comentar.

- ¿Para dónde vas?
- A la lucha en Liegos.
- Haces bien, que para que unos ganen hace falta quien caiga debajo; me espetó, creyendo que iba a luchar.

Ayer en pesados no estaban los gallos —ni Cabero, ni Cristian, ni Bulnes...— y todos miraban con muchas ganas el sorteo. A Morín se le afilaban los dientes pensando que podría ser «su día», ese corro que espera ganar este año, cada cual manejaba su película y El Tigre sus sueños. Pero los sueños a veces se hacen realidad y El Tigre se vio en la final, no se lo regalaron, tuvo que tirar a Álvaro Quiñones y a Héctor Redondo.

Morín no tuvosuerte con el bombo pues va muy justo de gasolina y fue precisamente el único que tuvo que luchar en la previa y aunque la pasó ya «torció el morro» cuando vio que le correspondía Albertuco, que había subido al peso superior «porque venía un poco pasado de peso de vacaciones y no tenía muchas ganas de correr».

Lo pelaron Morín y Albertuco. Estuvieron a caída pero pudo la juventud, la movilidad y el fuelle de Albertuco, que en la semifinal arrancó los aplausos con un saque a vueltas a Alex de de mucho mérito. Le esperaba en la final el inquieto Tigre Acosta, que no paraba quieto, que se veía con fuerzas, que exasperó a algunos de sus rivales... pero con 45 años y los huesos de un hombro que no valen ni para dar de comer a los perros.

El Tigre volaba sobre el nido de Uco.

No hubo color. El Tigre puso la fe, que la tuvo, y Alberto —que como buen nieto de Uco también es Albertuco— la lucha. Se vio pronto. Acosta parecía llevarle «a puro guevo» en la primera caída la de la foto superior) y el de La Vecilla sacó la raza de David y Tomás, la lucha que sabe y le dio la vuelta con una facilidad pasmosa. Gerardo, el árbitro, para evitar males posteriores le avisó: «No protestes que te han sacado la foto y se ve». Eso también es arbitrar.

Y Albertuco remató la faena. Unos segundos más y llegó el final. El Tigre lo levantó, Alberto apuntó hacia el rincón donde miraba alguien especial para él, Alba, y le dedicó el primer corro de esta temporada, el primero que gana en pesados y el segundo de su carrera pues ya se llevó otro en semipesados en Cistierna. No en vano es «el hermano mayor de Tomasuco», con 27 años;que la pequeña es Sofía y algún día ganará corros, costumbre de la casa.

El Tigre no voló sobre el nido de Uco. Como nadie voló sobre el otro nido de los nietos del maderero de La Vecilla, pues Tomasuco ya traía en las manos el libro de la historia de Liegos que les daban a los vencedores. Él se lo había ganado a Omar Liquete en la final y antes había derrotado al otro gran rival, Rubo, pues el tercero en discordía, Rodri, enterraba ayer a una abuela... Un abrazo para La Perla.

No hay peor Roca que la de la misma piedra, la de la Fabricona de Cistierna


La Fabricona de Cistierna, aquella cuyos hornos puso en marcha Héctor de Castro y hoy atiza Rodri, sigue dando frutos de todo tipo. En ligeros estuvo Santi peleando, como siempre, pero en medios volvieron a ser los amos del prao, con tres de las cuatro primeras plazas para ellos...

Contar lo de Moisés, lo de que retortijón y al cesto, que ayer se deshizo de Adri —uno de sus rivales directos en seis segundos—, que impresiona su potencia y seriedad —sin ninguna concesión en semifinales para su primo Samuel— ya no es nada nuevo para los aficionados; pero hay un chaval que no se puede dejar pasar por alto nada de lo suyo, porque todo es impresionante: Sergio, El Ingeniero. Anduvo por Europa, a las cosas de su profesión, y cuando venía siempre se le veía. El año pasado, nada más llegar, se metió en la final en Vegaquemada y se lesionó. Ha vuelto este año y sigue siendo ese deportista ejemplar que, además, hace las cosas sis despeinarse, cuando le vio dar un par de mañas comentó el ex luchador Rubén de Ponga: «La lucha es muy fácil... sabiendo luchar». Y Sergio, por ejemplo, le supo luchar a alguien tan complicado como Flechina, sin darle ninguna posibilidad. Otra cosa es que en la final le esperara Moisés... y hasta aquí hemos llegado.

- No hay peor Roca que la de tu misma fábrica; le dicen, pero no solo es el problema que le conozca bien; el problema para todos es que La Roca es Moisés.

Como lo fue Tomasuco en semipesados, categoría en la que siempre pasa algo y ayer también, al margen de los combates ‘estrella’, en la lucha por la tercera plaza, entre Rubo y Guiller el de Valdeón, el habitante del Parque Nacional se marcó una mediana de concurso. Otra cosa es que finalmente perdiera.

Oblanca acarició subir su récord a 26 años, pero estaba El Tranquilo


Muchos luchadores en ligeros, entre ellos Javi Oblanca, que ya va escogiendo los corros a los que va pero, como a tantos, le gusta Liegos. Y las miradas puestas en los ‘clásicos’, a ver qué hace Busi, Fierro II, Manolín... cuando el bombo manda a El Míster a calibrar cómo anda Víctor Llamazares. Y le da una entera pero El Hombre Tranquilo remontó y después paró las cadriladas de Busi y así fue caminando hacía su sitio natural, la final.

Por el otro carril viajaba La Cátedra Ambulante de Villabalter dando a cada rival su medicina, aprovechando el empuje de chavales como Manolín dosificando sus fuerzas... y a la final. Javi lleva 25 años seguidos ganando corros en Liga, pero ni esta ilusión por hacer historia, por agrandar un récord, fue suficiente para que El Hombre Tranquilo de Valderrueda dejara escapar el corro. No le dio ninguna opción.
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