En ligeros hubo de todo. Lo primero, vaya por delante, que con su victoria de ayer Ibán Sánchez, El Guerrerín de Barrillos ganó una nueva Liga y ya van seis, que no es una cifra que está al alcance más que de unos pocos. Y más si tenemos en cuenta que la primera la ganó en 2004, es decir lleva doce años en la elite, que ya es mucho decir.
Pero antes de que Ibán sumará una nueva batalla a sus guerras pasó un poco de todo en ligeros. Primero Adrián el de La Sobarriba tiró a Mario del Blanco y dejó claro que hay guajes llamando a la puerta, pero sobre todo ‘la tumbó’, ni siquiera llamó, Manolín el de Lillo, que se plantó en la final con Ibán. Parecía asustado cuando Ibán le dio una entera en solo 6 segundos pero le gritaron los amigos «¡¡¡vamos Manu!!!» y se marcó una entera de paisano, que no era más que la culminación de una victoria en semifinales que los espectadores no se acababan de creer cuando derrotó, hasta con solvencia, a Santi ‘El Míster’, y, como decía un aficionado, «sin darse un pijo importancia». Hay futuro.
Parece una metáfora que luchara la final contra el más joven de la categoría, Manolín el de Lillo, un casta Pero la calentura del ambiente ya había llegado antes. En el Oblanca con Dani del Blanco se ‘reprodujo’ el debate de moda. Se salían del corro, Getino les dijo que «al centro sin soltarse»y pitó. Dani se soltó acogiéndose al reglamento que dice claramente que cuando pitan «hay que soltarse»y el árbitro, Getino, insiste en su capacidad para interpretar el reglamento y si les dice que no se suelten deben seguir agarrados. Y le pitó media en contra a Dani. Y subió más la temperatura.
Después Ibán y Ángel Pérez tuvieron un combate duro, con problemas de agarre y de cambiar la cabeza. Antes Filín y Teje nos regalaron un combate precioso que se cerró con una mediana de Filín que Moro pitó como media para Teje por suelta. Se recrudecían los pitos cuando Filín le hizo gestos al árbitro de que «está bien» (la deportividad de este chaval es un constante reguero).
Yla última entrega de la tarde, el último escollo de Ibán, fue la semifinal con un Javi Oblanca que siempre impone respeto. Empataron a cero. Fueron a la caída de oro sin caídas y en las manos del árbitro estaba decidir si ya había campeón de Liga, lo hubo, se llama Ibán Sánchez, le llaman El Guerrerín, es sobrino de Mariano El Guerrero, nieto de El Fleta y de Mariano, suda lucha por todos los poros. Y es un paisano que se merece esta Liga y las seis.
- La guerra ha terminado;le dicen jugando con su nombre.
Pero sólo ha terminado para él. Otros frentes siguen abiertos.
En medio del ruido, el silencio de Bahillo
La guerra ha terminado para Ibán, pero sigue. Ayer en semipesados parecía un ensayo de lo que podía haber sido...y no fue. Aparecieron Víctor Manuel Morala y Samuel y se animó el cotarro. Salió el Morala de rompe y rasga y le dio caída y media a Clemente. Salió el Samuel de las cadriladas y nada más agarrarse (con Cristian) ya dejó dos para el recuerdo...
Aunque a la final fueron Tomasuco y Clemente los que lucharon la final. El guaje que quiere comerse el mundo (como debe ser si quiere ser un grande)y el perro viejo. Clemente le esperó, no quiso ir a por él y el chaval no aguantó la presión y fue a por el histórico y a por su propia derrota, como caen los mejores.
En medios, Víctor le devolvió a Arce la pelota de Cistierna;Gasi tenía su día de cara y se plantó en la final... pero allí estaba Moisés. La Roca es una roca, increíble cómo está. No le dio ninguna opción y además empieza a ser ‘humano’ y le regaló su trofeo a un niño que le admira,el tirillas Mondelo.
Y pesados calentó más aún la tartera, para cerrar la tarde. El Tigre muchas veces no controla su bocona y su show y Víctor J. le entra al trapo con una guerra día más evidente.
Lestocó medirse en semifinales y algunos aficionados le bromeaban al médico:«Calienta Vicente, que te llaman». No hizo falta. Víctor J. ganó bien y le entró al juego de El Tigre de celebrarlo como a veces hace él. No llegó la sangre al río y Víctor pasó a una final que no pudo finalizar pues se lesionó cuando le disputaba.
¿Con quién?Ésa es la cara positiva. En medio de tanto ruido, de una tarde con broncas, se coló en la final un tipo fenomenal, callado, deportivo, buena gente... Alberto Bahillo, de San Miguel de Escalada. Un clásico al que la lucha debe mucho y ayer no le regaló nada. Para estar en la final atuvo que ir mandando al tren de regreso a casa al actual líder, Roberto Bulnes, al local Carlos y, sobre todo, en la semifinal a su amigo y bestia negra tantas veces: Abel Isaí Cabero, Caberín, en la caída de oro.
En la final le esperaba Víctor J. Su niño en primera fila con la posibilidad real de ver ganar a su padre. Se agarraron y Bahíllo dio una primera entera que hasta pareció fácil, siguieron y en un tirón Víctor J. cayó fulminado, se echó las manos a la pierna, había dolor... se acabó. Y el médico tuvo que apartar a Bahíllo porque lo único que le preocupaba es cómo estaba Víctor.
Como no le preocupaba que en esta primera victoria del año nadie le levantara. Es el nuevo Bonachón.
La femenina
Noelia, la campeona, suma
Sólo dos luchadoras en ligeros, que luchan la final. La ya campeona, Moralina, ganó a la joven Laura Fierro, que logró darle media caída. Noelia suma y sigue, y sigue lamentando la baja participación. Más bien, bajísima
Luzma, la llanera solitaria
Le pasó varias veces en la Liga pasada y ayer se volvió a repetir, Luzmaestaba sola en medios y se proclamó campeona sin luchar. Muy triste, para la lucha femenina y para el pueblo que hace un esfuerzo para que haya femenina, aunque Luzma es la única que no tiene la culpa.
La nueva María ganó otra vez
En pesados ya ha arrancado, al fin, María Rubiera. Ya ganó un par de corros y ayer, volvió a derrotar en la final a la gran favorita, Mónica Matía, en un combate muy competido e igualado. Habían empatado a una caída y en la recta final la de Santa Olaja tuvo un arranque de rabia y ganas, sacó primero un grito en el que parecía buscar fuerzas para la caída definitiva y las encontró, metió muy bien la cadera, tiró con fuerza y, sobre todo, con fe y logró un nuevo corro. Quedó mirando a su rival con una sonrisa que denotaba lo esperado de una victoria clara y contundente, como la de ayer. Al fin, parece que llegó la nueva María.