Hubiera sido redondo.
En lo deportivo, una vez más y para alegría de los luchadores del peso máximo, los momentos de mayor emoción llegaron en pesados, con diez luchadores en liza, con los tres aspirantes al título presentes y con los dos que han protagonizado algunos de los momentos más vibrantes de los últimos corros —Unai y Pedro, El Potro y El Kamikaze, Lillo y Cistierna— con ganas de agarrarse al cinto.
Lo hicieron en una de las semifinales del monasterio y se van superando cada día. A la emoción que ya ponen en cada combate se sumó la polémica. Después de un combate a cara de perro, con alternativas, con el público disfrutando, se llegó a los últimos segundos con posibilidades de que todo pudiera pasar. Y pasó. Sobre la bocina ¿En tiempo, fuera de él?
La decisión —los árbitros, la verdad, no es que se volvieran locos por resolver la cosa—favoreció a Unai que se metía en la final entre la inevitable división de opiniones enun público que ya había gozado de lo que entendían que había sido el mejor combate de la tarde. Entre los dos favoritos.
Que lo corroboraron pues Alvarado fue definitivamente tercero. Y Unai se deshizo del Víctor J, en la final en un abrir y cerrar de ojos, Veinte segundos fueron más que suficientes para que El Potro de Lillo se llevara la victoria a su corral y la liga se caliente más.
La cara negativa fue no poder luchar en la hierba y la baja participación en medios (5) y semipesados (6)Antes pasaron cosas. Y la más llamativa —al margen de que recientes luchadoras como Moralina entregaran premios— fue el regreso en semipesados de un chaval que lo apuntaba todo hace una docena de años en medios, que se esperaba todo y las lesiones le alejaron de los corros. Era Víctor Díez, también campeón de pulso, con una tremenda fuerza que incluso comprobó El Divino de Campohermoso cuando Víctor, aún juvenil, logró derrotarlo; una vez, cierto, pero sembró esperanzas que se esfumaron pues se fue. Como se fue ayer cuando notó algo en su maltrecho hombro y se fue por precaución. Una pena porque además había sumado un quinto luchador a la exigua presencia de cuatro en medios. Y, además, Adrián Fierro también se retiró y no le disputó la tercera plaza a Nico Cuevas.
La victoria, una vez más, para Adri el de Villavente, que sigue poniendo tierra por medio; como David en ligeros, que sumó otro corro y Jesús el de La Braña otra final más, sin lograr tampoco esta vez esa victoria en un corro que nadie duda que le debe la lucha. Pero David se va convirtiendo en una especie de Víctor para él. Volvió Javi Oblanca, que derrotó a Fer pero después se retiró con un golpe.
Y en semipesados —también con solo seis luchadores— el duelo esperado entre Rubo y Rodri esperó hasta la final para darle más emoción pero esta vez no la tuvo; Rubo parece mucho más en forma que un Rodri que no acaba de encontrar la fórmula, como siempre tarda en calentar la maquinaria y Rubén le infringió un contundente 2-0 y se acerca cada vez más a un Tomasuco que sigue en un reposo que le está comiendo el alma.
Las dos invictas y la nueva líder, Priscila, La Ciclón y Bea Riaño
La categoría femenina no deparó sorpresas en las dos categorías que gobiernan con ‘mano ferrea’ las dos luchadoras invistas en la Liga: Priscila Martínez, en ligeros; y Cecilia García, La Ciclón de Yugueros, en pesados. No dieron oportunidades a sus rivales y siguen su imparable camino hacia el mes de septiembre, que es el de la verdad.
Sólo eran tres en medios y, sin embargo, fue donde hubo más ‘noticia’. La jovencísima y racial Rebeca apeó de la final a Edi García para ser ella quien ocupaba ese puesto frente a una Bea Riaño que la esperaba de un lado descansada, al librar la previa, y por el otro sin agarrarse, sin calentar. No pudo completar Rebeca la tarde redonda de sorpresas y fue Bea Riaño, La Pelirroja de oro quien hizo triplete: ganó el corro, se sumó al doblete familiar al haber ganado David y es la nueva líder de medios.