El Morín, con 46 años y una pierna

El veterano luchador de Riaño gana en Boñar la final al líder, Caberín, y se convierte en el campeón más veterano de un corro

Fulgencio Fernández
16/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
frame-17lucha.jpg
frame-17lucha.jpg
Eran las nueve y dos minutos y ahí se detuvo el reloj de la historia de la lucha leonesa. Un luchador singular, Roberto Andrés Moro, El Morín de Riaño, acababa de hacer historia al ganar un corro con 46 años y 11 meses, a la puerta de los 47. Y no en cualquier lugar, en el Corro de San Roque de Boñar. Y no a cualquier rival, a Abel Isaí Cabero, Caberín de Valdearcos, ganador de 10 ligas, actual líder de la clasificación general.

- Me presta más por haber ganado a Cabero, no porque tenga nada contra él, por ser quién es.

Dos horas antes de hacer historia, fumando un cigarro, le daba vueltas acómo ganar un corro De hecho al entrar al corro para disputar la final Caberín abrazó a Morín por lo que ya había hecho, por estar en la final de un corro como ayer. Lo que seguramente no imaginaba es que iba a hacer historia derrotándole a él.

- ¿Cómo lo has hecho Morín?
- Lo llevaba pensando desde Taranilla, allí me dije, otra vez así no me gana. Y cuando me tiró la dedilla me dije, «a mí con ésas, no».

Antes había tirado al potente Elías, con zorrería, sin gastar muchas fuerzas, que va justo de ellas. Después le correspondió un joven también con muchas ganas, Dani Mendes, de Olleros, ante quien se impuso de una manera muy singular. Le concedió tres sueltas, para luchar a su mano, más bien a su rodilla ya que la otra la tiene desecha. Y en las sueltas le dio entera, media y entera. en caídas de décimas de segundo, trancando a la buena, siempre igual. El viejo zorro de Riaño sonreía después: «Si llega a ser perro como yo le tuve que conceder la primera suelta si él se suelta también al final tengo que luchar a su mano». Pero eso el chaval ni lo imaginó.

Ya estaba en la final. Se abrazó con Cabero pero en su cabeza bullían planes. Es más, seguramente era el único del corro que creía que la victoria ante el líder era posible . Tal vez otro más.

Y, curiosamente, al margen de evitar las dedillas, de cruzarse cuando le amagaba la cadrilada... lo llevó al huerto como al juvenil, tranque a la pierna buena y al cesto. Dos veces, un corro y haciendo historia después de haberse retirado, dedicarse varios al arbitraje y regresar convencido de que «es posible».

Lo fue. Eran las nueve y dos minutos. YMorín abandonaba el centro del corro sin un gesto de más, con esa sonrisa que deja entrever mil batallas, pero la gente que acude a abrazarle habla del alma que hay debajo de ese cuerpo enorme, el primero Tomasuco.

Tan solo dos horas antes este personaje estaba tranquilamente apoyado en una grada, fumando un cigarro. «Morín, no me jodas».

La respuesta es otra sonrisa. «Las veces que habré dicho que lo dejo...".

Qué personaje. No se acuerda cuando saltó a un corro por primera vez, no se acuerda del primer corro que ganó y, sin embargo, lleva la lucha grabada a fuego en el alma, sigue en ella contra viento, marea y la razón.

Hoy no esperen nada de él. Me temo que la noche va a ser muy larga.

Se lo ha ganado. No todo el mundo acaba de hacer historia.
Lo más leído