Siempre se ha dicho que no es buen negocio luchar con Moisés al corro siguiente de perder. Y con Víctor empieza a ocurrir lo mismo. Además, habían caído nada más y nada menos que en Prioro, la Catedral, por lo que llegaban a Boñar como "obispos enfadados", que es muy peligroso.
Víctor fue el primero en desenfadarse. Se llevó el corro sin recibir ni media caída, solvente y seguro, y el bombo le deparó la posibilidad de luchar la final ante el ganador de Prioro, Adri Fierro, que estaba en casa. Ni por esas, ninguna concesión.
El otro obispo enfadado, La Roca, no quiso ser menos y a las primeras de cambio se vio con su verdugo en la Catedral, Adri el de La Sobarriba. No hubo caso. 2-0. Después su paisano Sergio, que siempre hace algo, soplaba como diciendo "¡cómo está!" y otro paisano, Lixer, tampoco fue capaz de poner en el cinto los kilopondiómetros que atesora. "Cuando está así, lo mejor es dejarlo". Seguro.
Los obispos enfadados, Víctor y La Roca, volvieron a lo más alto
Ambos habían perdido en Prioro y llegaron a Boñar con sed de victoria
17/08/2019
Actualizado a
19/09/2019
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