Luz y vida para el viejo puente de Boñar

Un cielo amenazante no fue suficiente para disuadir a muchos vecinos de Boñar y otros pueblos de la comarca que se acercaron en muy buen número ‘a la sombra’ del puente Viejo o Puente de San Pedro de Boñar y poder presenciar en directo su nueva cara a la luz de la iluminación que se iba a inaugurar y con espectáculo de pirotecnia y música que llenó de vida y luz el espacio. Una cuidada y llamativa puesta en escena para un recuperado espacio que forma parte de la historia de la villa, no en vano se trata de uno de esos puentes que se recuerda su origen romano pero ya medieval, sobre el río Porma, como recordaba el estudioso de estas construcciones Luis Solera Selvi: «Obra civil medieval, probablemente del siglo XIII y de la que quedan algunas referencias sobre los cobros del pontazgo y su administración en beneficio del desaparecido monasterio asturiano de Santa María de Valdediós. Su historia está jalonada de derribos y reconstrucciones pues las fuertes avenidas del río Porma –antes de su control de cauce por medio del pantano– eran siempre desastrosas».

Juan Carlos García Caballero lo contextualiza un poco más: «El contexto histórico en el que nos situamos es el final del siglo XIII e inicios del XIV, en el reinado de Fernando IV el Emplazado (Sevilla 1.285-Jaén 1.312) nieto del famoso Alfonso X el Sabio. Sube al trono tras la muerte de su padre Sancho IV (+1.295). Se dedica a reforzar la reconquista en el sur peninsular y a gobernar sus territorios»

Pero viajemos de la historia al presente, de la fiesta por la recuperación e iluminación del histórico puente del que se suele contar que tiene seis mil piedras en su estructura, con ocho ojos, después de descubrirse uno que «el tiempo había escondido y ha sido recuperado».

El espectacular mundo de luces puesto al servicio de la inauguración se completó con unas palabras de esperanza del alcalde, Pepe Villa, y un concierto a cargo del ‘Dúo Sequencesax’, integrado por Mario Prisuelos al piano y Alfredo Carlavilla al saxofón.

Una gran fiesta para la nueva vida del puente viejo. O de San Pedro.