Marta Muñiz: "Me gusta fusionar los géneros y diluir las etiquetas"

Presenta el próximo jueves 25 en el Casino de Papalaguinda ‘Tú, yo, la lluvia’, una novela de pasión y personajes que es ya el séptimo libro de esta autora leonesa

David Rubio
19/05/2023
 Actualizado a 19/05/2023
Muñiz confiesa que desde que su abuelo asturiano le regaló un disco de tangos éstos han pasado a convertirse en uno de sus géneros de referencia.
Muñiz confiesa que desde que su abuelo asturiano le regaló un disco de tangos éstos han pasado a convertirse en uno de sus géneros de referencia.
El Casino de León, en Papalaguinda, acogerá el próximo jueves 25 de mayo a las 20 horas la presentación de ‘Tú, yo y la lluvia’, séptimo libro de la escritora leonesa Marta Muñiz, que colabora en La Nueva Crónica con una columna semanal de opinión que se publica cada sábado. Como ocurre en el libro, en la presentación tendrá mucho protagonismo la música, un acto cargado de emoción, como su literatura, como su pasión por los tangos, quizá su género favorito, hasta el punto que cada capítulo del libro lleva por título de uno de ellos. Así, Gardel y Piazzola compartirá protagonismo con la autora.

– En el prólogo se la define a usted como una poeta que escribe novelas o como una novelista que escribe poemas. ¿Con cuál de las dos se queda?
– Esa es una decisión difícil. De hecho, creo que no siempre soy la misma, depende del momento, pero si tuviera que elegir de un modo definitivo creo que soy una poeta que escribe novelas, incluso una músico que escribe poesía con notas. La poesía está en la base de todo lo que hago, es parte de mi ‘yo’ cotidiano porque es una forma de mirar el mundo. Por eso cuando escribo una novela procuro no alejarme demasiado de la poesía, porque podría contar una historia impactante, pero otro tipo de lenguaje no sería el mío. Incluso podría decirse de esta novela que es un largo poema narrativo.

– ¿Y en qué lugar queda, pues, el género de la opinión que lleva cada sábado a nuestras páginas?  – Para un escritor es todo un reto y a la vez un privilegio tener una columna semanal de opinión. Te invita a mantener la sana costumbre de «tomarte el pulso» cada siete días y te permite tener un contacto constante con tus lectores. Sé que no soy una opinadora típica, a veces elijo temas de actualidad y otras veces temas que me parecen relevantes por su importancia natural. Seguramente a algunas personas les gustaría que escribiese más sobre política, pero yo creo que a los ciudadanos nos preocupan muchas más cosas. Por eso suelo afrontar temas relacionados con la educación y la cultura, porque es el ámbito en el que me siento más cómoda y el que mejor conozco, quizás en este campo mi opinión sea más útil. Y en ocasiones la poesía también se queda a vivir en las columnas.     – La música forma parte de su vida y también de su literatura (más allá de los títulos de los capítulos). ¿Intenta llevar el ritmo a su prosa? – Sí, me parece fundamental que la prosa tenga ritmo. Si un texto no tiene ritmo propio y definido puede cansar a quienes lo leen, el interés se diluye, se camufla el objetivo. Ser músico en este caso es una suerte, es jugar con ventaja, porque los músicos tenemos ese elemento ya «por defecto». Nos resulta fácil encontrar el ritmo, lo reconozco, fluye de un modo instintivo. No obstante, eso no quiere decir que no tengamos que trabajarlo también muchas veces. Lo complicado puede ser lo contrario, dejarse llevar demasiado por el ritmo y despistarse de la melodía, de lo que queríamos contar sin que se pierda ningún matiz y contarlo con el lenguaje adecuado, aferrándonos a la belleza.– ¿Por qué eligió tangos para titular cada capítulo de su libro? ¿Es una novela tan pasional como son los tangos? – ‘Tú, yo, la lluvia’, aunque no sea una novela biográfica respecto a la historia que cuenta, creo que resume muy bien mi universo de afectos. Desde pequeña amo el tango. No sé de dónde viene ese amor, quizás nació cuando mi abuelo asturiano me regaló un disco de Gardel y desde entonces no he dejado de amarlo. Seguramente lo amo porque el tango es pura pasión y yo siempre he sido una persona apasionada, por eso se adapta como un guante a mi personalidad y también es la banda sonora perfecta para una historia que surgió en mi cabeza y me enamoró. Cada capítulo de la novela es un tango y una atmósfera que acompaña al protagonista como una extensión de su alma. Santos Discépolo decía que el tango es «un pensamiento triste que se baila». Borges corrigió la cita y dijo que en todo caso sería un sentimiento. Esta novela es puro sentir, y si necesitaba emoción en vena, el tango era la mejor opción. – ¿Le influyó Cortázar más que ninguna otra lectura? – Sin duda. De hecho, ‘Tú, yo, la lluvia’ es en parte un humilde homenaje a ‘Rayuela’ como modelo de novela, aunque sea la antinovela. Los saltos de página, el lado de acá y el lado de allá, el lirismo, el propio tango, los personajes, todo ello es un rendido homenaje a Cortázar, pero desde un punto de vista más contemporáneo. Cortázar es mi escritor favorito y en mi opinión, todo un maestro, alguien que alcanzó unos niveles de belleza y maestría en el lenguaje inigualables, un revolucionario de la palabra. Es verdad que esta novela también rinde cierto culto a la literatura argentina en general, pero es un canto de amor a ‘Rayuela’ en lo particular.– ¿Quiénes son sus otros referentes literarios?– Entre los clásicos más antiguos me quedaría con Cervantes, Galdós, Lorca y Rosalía de Castro. Escritores también «clásicos» pero más recientes Cortázar, García Márquez, Alejandra Pizarnik, Rulfo y Ernesto Sábato y si eligiese autores contemporáneos reconozco que me encanta la obra de Eloy Tizón, Justo Sotelo, Julio Llamazares, Almudena Sánchez, Sara Mesa y la poesía de Raquel Lanseros y Gabriela Amorós, poeta alicantina que es además quien inspiró el personaje de Gabriela Vargas en mi novela.– ¿Qué diferencia ‘Tú, yo, la lluvia’ de otras de sus obras?
– ‘Tú, yo, la lluvia’ es mi séptimo libro, es también el más maduro y complejo hasta ahora y el que ha requerido una mayor dosis de esfuerzo, también de disfrute y satisfacción. De todos mis libros esta novela destaca por ser interactiva, requiere de un lector cómplice que lo sea de principio a fin, no se lo pongo fácil desde el inicio. También creo que es el que mejor aúna mis tres pasiones: música, poesía, narrativa, e incluso una cuarta, el cine. Es una novela con banda sonora que termina en una lluvia de poemas. Me gusta que se fusionen los géneros y que las etiquetas se vayan diluyendo. Como decíamos al principio de la entrevista, a veces es novela, a veces poesía.

– ¿Es una novela de amor, pero ¿es, sobre todo, una novela de personajes?
– Sí. Es una novela de amor y también de soledad, pero sobre todo es una novela de personajes. Hay dos protagonistas. El «tú» es Gabriela, lo amado, una especie de «maga» contemporánea, misteriosa y enigmática, la que todo lo enamora. El «yo» es Plácido, el gran protagonista, alguien muy cercano, un hombre en plena crisis de los 40 o los 50 con quien el lector siente una empatía inmediata, es fácil pensar que «todos somos Plácido», porque todos queremos amar y ser amados, encontrar el sentido de la vida, tener éxito y no estar solos en este mundo. Hay también secundarios imprescindibles, como Violeta Paván, que es la mujer que me ofrece la oportunidad de hilvanar la historia particular con la historia de Argentina. Y hay otros feroces, tremendos, como Cornelia Giacometti o irresistibles, como Max Zimmerman, un dramaturgo encantador, pero Plácido me enamoró, lo reconozco. Quizás por ello le he dedicado seis años de mi vida. Cuando terminé la novela lo echaba de menos. Aún me ocurre, pero releo y se me pasa.

– ¿Y, en este caso, las ciudades como Buenos Aires u Oporto se convierten también en personajes fundamentales en la trama?
– Sí, los escenarios son también dos personajes más. Lugares que parecen amar u odiar a los personajes y que representan esos dos lados, el de allá (Buenos Aires) y el de acá (Oporto), como homenaje a Cortázar, pero a la inversa, porque mi novela comienza allá, en Buenos Aires y en vez de París, que me resultaba excesivamente manida, preferí Oporto, ciudad en la que me reconozco mejor y que me parece de una belleza estremecedora.

– ¿Se podría crear un nuevo género literario que fueran las ‘novelas de amor a distancia’?
– Sería una gran idea. La sociedad actual ha vivido la destrucción del amor, la muerte del amor romántico, y ello ha sucedido porque hay quien piensa que el romanticismo no hizo sino crear confusión, otorgar a los jóvenes una idea del amor equivocada, pero esto nos ha llevado a ser una sociedad mucho menos humana y más triste, que parece amarse solo a sí misma, con miedo a comprometerse, en la que todo es de usar y tirar. Por eso yo reivindico el amor a toda costa, amar es de valientes. Amar más allá de la distancia, incluso más allá de la muerte y el dolor. Amar no nos confunde ni nos hace vulnerables. Amar nos hace fuertes.
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