Memorias de un "baluarte" del periodismo de la imagen

Un periodista de «vocación con gran poder de convicción», y un «baluarte» del periodismo de la imagen. Eso y más es Alberto Delgado para todos aquellos que han seguido o conocen sus más de 60 años de trayectoria en el mundo de la información. Un «apasionado» de las artes, del deporte –donde también consiguió triunfos–, y también de Astorga, ciudad que conoció a finales de los 50 y a la que está estrechamente vinculado desde entonces. Por eso, ningún lugar mejor para presentar su último trabajo y también el más personal: ‘Memorias (apresuradas) de un periodista de la Transición’; un libro que es más que una biografía, es «sacar provecho de toda una vida». Así lo definió el alcalde de la ciudad astorgana, Juan José Alonso Perandones, durante la presentación de este volumen –editado por Lobo Sapiens–, que tuvo lugar ayer en el Casino de la bimilenaria, y en la que, además del autor, estuvieron presentes el escritor Max Alonso y el editor José Antonio Martínez Reñones.  

Todo fueron elogios para el periodista donostiarra, al que consideran un «pionero que apareció en la pequeña pantalla como una locomotora, contando las cosas como se tenían que contar, en una época en la que los periodistas se conocían a sí mismos». Ahora, a través de ‘Memorias (apresuradas) de un periodista de la Transición’, Alberto Delgado da a conocer, a través de sus ojos, algunos de los pasajes más relevantes de la historia de España que guarda en su memoria, a los 82 años, y que se detallan en este libro, que se inicia en sus antecedentes familiares, su nacimiento –en plena Guerra Civil–, y termina en los primeros años de la Democracia, pasando también por su juventud durante la posguerra, y, por supuesto, por la Transición.

‘Memorias (apresuradas) de un periodista de la Transición’ es la historia de Madrid, la historia de España y la historia de Astorga, porque en el libro también hace referencia a muchas familias importantes de la ciudad, como los Alonso Luengo o los Gullón, entre otros, así como a alcaldes, obispos y otros personajes con los que se cruzó en algún momento de su «apresurada y poco normal» vida.

Delgado se definió a sí mismo como un «niño de posguerra». Cosa de la casualidad, o tal vez de la «providencia» para un creyente confeso. Durante la presentación, el periodista, que se mostró tremendamente emocionado por este acto, por las palabras de sus intervinientes, así como por la acogida del público, recordó algunas anécdotas de su periodo de adolescencia y niñez en Madrid, donde conoció el racionamiento y el estraperlo. También puso de manifiesto su vocación periodística, escuela a la que quiso matricularse sin tener aún la edad, por lo que le tocó trabajar hasta entonces para poder ayudar a su familia. Asimismo, hizo una breve síntesis de su periodo como profesional e incluso de madurez. Un breve ‘entrante’ de lo que traslada a través de este libro, que se forjó hace tan solo un año y que recoge las vivencias de uno de los grandes referentes del periodismo; unas vivencias que también fueron marcadas por los personajes y hechos más importantes de la política y de historia contemporánea del país.