Mujeres, hombres y niños que trabajaron duro y en condiciones muy jodidas en las minas de carbón Algunos dirán o pensaran que por qué empiezo hoy este tinglado de esta manera; ahora intentaré rehogarlo como un buen guiso; pero hay que comenzar diciendo que los ciudadanos de este país no se merecen las penurias por las que nos hacen pasar, y más, cuando en este país se ha trabajado tanto y en condiciones terribles; les debemos un recuerdo a nuestros antepasados, y les debemos esa parte de dignidad que nos legaron y enseñaron; de ahí la queja, de ahí la mala leche, y de aquí las ganas de comenzar este relato siempre con los antepasados en la memoria y siempre con la idea de que muchos, si estuvieran vivos, nos llamarían de todo y con toda la razón. Y una de las piezas claves de la industrialización de este país, pasa por la minería del carbón, la magnífica industria y sus aledaños que el carbón nacional ha proporcionado en todas las épocas desde la revolución industrial hasta nuestros días. Y qué podemos decirles a las lapidas con nombres y apellidos; qué podemos decirles a los biznietos y tataranietos de aquellos niños y niñas que empezaban a trabajar en el carbón y otras empresas; respirando el fuego y el polvo para que los demás mortales tuviéramos de todo, de todo lo que había, sabedores que todos nos vamos para el otro mundo sin un real y sin un hálito de esperanza para la eternidad.
Sí, hoy vamos a escribir sobre aquellas mujeres, hombres y niños que trabajaron duramente y en condiciones muy jodidas en las minas de carbón, y lo vamos a hacer desde una perspectiva diferente, intentaremos aclarar algo de lo que fue la minería durante la segunda república española que como saben duró desde el año 1931 hasta el año 1939, incluida aquella defensa de la República instaurada y votada legalmente y democráticamente, hasta que unos golpistas en julio de 1936 con Franco a la cabeza, demolieron por la fuerza, y arrodillaron a todo un país.

En Villablino, Bembibre o Sabero se proclamó la ‘república socialista’ con una economía de guerraAsí que la revolución se intensificó a nivel local, donde en poblaciones como Villablino, Bembibre o Sabero se proclamó la "república socialista" y se implantó una embrionaria economía de guerra supeditada "a las necesidades del ejército revolucionario" que se intentó organizar. Sin embargo, las fuerzas mineras leonesas no fueron tan expeditivas como las asturianas en lo anticlerical. Una anécdota; en Bembibre, apunta que un crucifijo fue salvado del incendio de la iglesia y exhibido con un cartel que decía: "Cristo rojo, a ti no te quemamos porque eres de los nuestros". Esta curiosidad no hace más que mostrar el respeto que se ganan los curas mineros y obreros en León, que hoy en día sigue vigente. En Olleros, donde los comunistas eran mayoría, se formó rápidamente un grupo armado que asaltó el polvorín de las minas, apoderándose de todas las existencias de explosivos. Hay que hacer notar que entre los sublevados se encontraban numerosos jóvenes y mujeres, las cuales participaron activamente en el desarrollo de los acontecimientos transportando armas y paquetes de dinamita. Los mineros sublevados no solicitaron en ningún momento mejoras salariales o de condiciones de trabajo, puesto que ya en el año 1933 se habían promulgado mejoras tales como la subida del jornal diario del minero en 1,25 pesetas, se concedieron vacaciones retribuidas, seguros de accidentes de trabajo, reducción a siete horas de la jornada del interior y de ocho en el exterior, carbón gratuito para los obreros y orfanato minero. Todos los detenidos por su participación en la revolución cumplieron condena en Burgos hasta la amnistía nacida de las elecciones del 16 de febrero de 1936, regresando entonces a la cuenca, donde fueron recibidos de modo triunfal. Aunque muchos documentos atribuyen el foco principal a Asturias, donde de verdad prendió la mecha revolucionaria; también en algunas zonas como el valle de Sabero, Bembibre o Villablino tienen un hueco en este hecho revolucionario. Y no quiero despedirme sin volver a recordar a aquellas mujeres, hombres y niños que trabajaron muy duro para el resto del país desde la mina, así como también quiero recordar la inmensa dignidad de estos obreros y muchos de sus antepasados casi en el olvido; la memoria y la vida les debe un gran reconocimiento por su valentía, arrojo y solidaridad con el resto de trabajadores.