“Estamos virando hacia un modelo de metodologías activas, que no sea la típica clase en la que el alumno es un sujeto pasivo, siempre mirando a la pizarra”, explica el director del colegio, Alfredo García, en declaraciones a La Nueva Crónica.
Una idea que tiene una base tangible, puesto que han adaptado las aulas en infraestructuras del centro en pos de ese propósito. Así, ahora mismo cuentan con lo que ellos denominan como Aula del futuro, biblioteca 2030, sala de cine, pasillos digitales, rincones lectores. Un buen puñado de espacios reconvertidos bajo el epígrafe Espacios Flexibles de Formación y Aprendizaje (EFFA).
¿Cómo afectan a los alumnos?
A juicio de García, lugares como el ‘Aula del futuro’ -que consiste, básicamente, en una sala multiusos con diferentes opciones- da a los alumnos la posibilidad de desarrollar un buen puñado de actividades sin moverse del sitio. “Queremos que cualquier espacio del colegio sea un espacio pedagógico que invite al alumnado a imbuirse en alguna que otra actividad pedagógica”, explica.Para ello, han creado los rincones de lecturas en lo que antes era la entrada principal del edificio. O los pasillos digitales, que no son otra cosa que los “pasillos normales” (sic) aderezados con ordenadores. “Es para que los niños no tengan que estar siempre dentro del aula, sino que puedan salir a buscar contenidos en internet o preparar trabajos con presentaciones interactivas”, explica el director del centro.
Otro ejemplo es el de el aula de cine; una sala de psicomotricidad que, en cuestión de minutos se convierte en una sala audiovisual. “Tenemos un proyector, bajamos una pantalla gigante que tenemos enrollada y conectamos una torre portátil para conseguir un sonido estéreo”, explica García, incidiendo en que la idea es que los espacios aprovechen el total de su potencial.