Es sin duda el emblema no solo de Navatejera, sino también del municipio de Villaquilambre. Cada año cientos de personas disfrutan del deporte en las pistas del polideportivo, en el gimnasio o en la piscina. Pero su gestión económica siempre ha estado vinculada al día a día, pendiente además de los problemas financieros de la Junta Vecinal de Navatejera, propiedad de esta instalación. Y con la llegada del covid-19 y el cierre de buena parte del año de la mayoría de sus servicios, su supervivencia está más difícil que nunca. A todo ello se le añade el impago de nóminas y el tira y afloja que mantiene la pedanía con el Ayuntamiento de Villaquilambre, con lo que el conflicto adquiere aún una mayor trascendencia.
La realidad es que con el inicio del confinamiento el pasado mes de marzo y el cierre de las instalaciones, la Junta Vecinal decidió que 12 de los trabajadores entraran en ERTE, algo que se permitía pese a ser empleados públicos ya que es una entidad menor. Los otros seis, pertenecientes a los servicios de administración y limpieza, continuaron trabajando, aunque cuatro de ellos al 50 % y los otros dos al completo, puesto que su labor en la oficina podía servir para poner al día las cuentas, según especifica la presidenta de la Junta Vecinal de Navatejera, Berta Llamazares.
Pero la falta de ingresos en los últimos meses ha empeorado la situación, ya que se debe cinco nóminas a los dos trabajadores que siguen trabajando al 100 % y la mitad a los que estaban en ERTE al 50 %. Y es que solo funciona el gimnasio, que ha trasladado sus máquinas a la pista, con lo que la cuantía que se obtiene es del todo insuficiente. «También hemos tenido problemas con los convenios con el Ayuntamiento, que se ha retrasado el primero del año y el de septiembre aún no lo hemos cobrado», agrega Llamazares, también concejala socialista en la oposición en el Consistorio presidido por el popular Manuel García. «Todo esto nos ha asfixiado», resume la alcaldesa pedánea, que destaca que «no hay dinero, y por eso no se abren las instalaciones», que llegaron a tener 1.200 socios en marzo y ahora apenas alcanzan los 750.
«Se iba al día, porque había meses que eran mejores y otros peores, lleva así siendo desde hace años», aclara Llamazares, que recuerda que la Junta Vecinal de Navatejera tiene una deuda de 1,8 millones que se inició «con Lázaro García Bayón», ahora concejal de Hacienda en el Ayuntamiento de Villaquilambre, y que también supuso que en el anterior mandato no se presentaran cuentas, con la consiguiente advertencia del Consejo de Cuentas, que ha reclamado recientemente que acabe con el remanente de tesorería negativo. Además, el Tribunal de Cuentas asegura que una pedanía no puede tener un polideportivo y una piscina de estas características.
Mientras, los trabajadores claman por la situación, ya que no solo afecta a sus nóminas sin abonar, sino que también «acarrea impagos con proveedores, posibles cortes de suministros y graves dificultades para obtener los aprovisionamientos necesarios para el buen funcionamiento de las instalaciones», según han expuesto públicamente. Además, en los últimos días se han movilizado, incluso con una ‘cabalgata por el polideportivo’,para que se conozca la situación y pedir un acercamiento entre Junta Vecinal y Ayuntamiento para que se solucione esta problemática.
Ahí reside otro de los focos del agónico presente del polideportivo, la falta de acuerdo entre la pedanía y el Consistorio, pese a que se han reunido ya en alguna ocasión y desde las dos partes instan a retomar las reuniones para acercar posturas. De hecho, en lo fundamental están de acuerdo: que sea el Ayuntamiento quien se haga con la gestión de la infraestructura. «Con nosotros todo son trabas y los técnicos nos dicen que no es asumible por parte del Consistorio, pero a los trabajadores les dicen que sí se puede hacer», explica Llamazares, que ha sido muy criticada por los propios empleados de las instalaciones, que la acusan de «nefasta gestión del problema» así como de «haber utilizado el polideportivo como juguete político para sus intereses».
Otro punto de vista da el concejal de Deportes, Rodrigo Valle, que a su vez es el anterior pedáneo de Navatejera y, por tanto, conoce también perfectamente cómo funcionan las instalaciones. «Desde el principio hemos pedido a la Junta Vecinal que asuma el problema y que pida ayuda», destaca el edil de Ciudadanos, que según afirma, «hasta hace poco no han puesto atención», a la vez que detalla que «han creado una relación pésima entre las administraciones, y por eso no vienen al Ayuntamiento a hablar sobre este asunto».
Valle coincide eso sí con Llamazares en que la solución pasa por que el Consistorio gestione las instalaciones, y que la propiedad siga siendo de la Junta Vecinal, aunque ambos lanzan otras opciones, como la licitación para que sea una empresa mixta la que se haga cargo o subrogar a los trabajadores, que también supone otras problemáticas. Mientras tanto, la plantilla sigue sin cobrar y la piscina y el polideportivo sin abrir.
El polideportivo de Navatejera se juega su presente y su futuro
El cierre de la piscina y de las pistas, unido al impago de algunas nóminas y el ERTE de varios empleados, hace difícil la supervivencia de esta instalación pública
07/01/2021
Actualizado a
07/01/2021
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