Tras varios años unidos también en lo laboral, han decidido liderar juntos una nueva aventura empresarial estrechamente vinculada a sus quesos y a la zona por la que más atracción sentían de Sahechores: el lago. Hace ya tres años que empezaron a darle vueltas a la idea, ligada a este espacio situado al margen de la N-625, un enclave «que pensamos que podía dar mucho futuro y mucha vida al pueblo», asegura Paula Fernández. Su primer proyecto fue desarrollar actividades acuáticas, pero el planteamiento inicial ha ido creciendo con el paso del tiempo. En la actualidad, están a punto de abrir un edificio construido de cero y de unos 450 metros cuadrados de superficie que será bar, restaurante y tienda de productos de León «con una representación de los mejores productores de la provincia». Además, han aprovechado el exterior para montar un aparcamiento con 45 plazas para caravanas y una extensa terraza, sin dejar de lado el origen del plan: una oferta de ocio activo con kayaks, paddle surf, hidropedales o bicis acuáticas.
El edificio que han levantado de cero tiene una zona de bar y restaurante y otra de tienda de productos de León «Queríamos aprovechar la marca y el tirón de Abuelo Aitalas, porque mucha gente ya la conoce y quieras que no no es lo mismo empezar de cero del todo a poder traer hacia aquí a la gente que viene a comprar queso, que les viene incluso mejor porque está al lado de la carretera y de la que vienen pueden llevar otros productos, quedarse a tomar algo o cenar, esa es la idea», apunta Marcos. Con ‘Aitalas Cheese & Grill’, como han bautizado al restaurante, cierran el círculo. Su padre, Toño, empezó con la producción con un rebaño de ovejas al que con el matrimonio se unió Olga. Después llegó la transformación con la quesería, en un momento de vaivén de precios de la leche de oveja que les animó a dar una vuelta de tuerca al negocio al que se unieron más tarde Paula y Marcos. Y ahora impulsarán aún más la distribución –que ya realizan a través de una tienda ‘online’, en la misma quesería de Sahechores y en multitud de puntos de venta por toda la provincia– sirviendo sus productos directamente en la mesa.
Llevan «mucho tiempo» de trabajo pero la fecha de inauguración comienza a acercarse. Tienen previsto abrir a finales del mes de mayo y echando la vista atrás destacan que lo más «lento» fue «el tema del papeleo». «Tardamos mucho en conseguir permisos para poder edificar, juntar las fincas, comprarlas...», recuerda Marcos. El primer proyecto «no nos convenció mucho» pero una vez que «encontramos al ingeniero con el que lo estamos haciendo fue rápido, porque empezamos en diciembre y el edificio ya está hecho», celebra. «Parece que no pero así dan más ganas, si ves una obra que tarda años en hacerse te echa más para atrás», cree.
Paula y Marcos empezaron a idear su proyecto hace ya tres años, al inicio ligado a las actividades acuáticas en el lago En todo este tiempo «hemos tenido muchos bajones, sobre todo yo», reconoce Paula. «Marcos siempre me decía que rendirse no era una opción, pero la verdad es que hemos tenido muchísimas dudas y a raíz de la pandemia muchas más», cuenta. A pesar del miedo, Paula y Marcos han seguido remando hasta ver su sueño cumplido. «Ya no hay marcha atrás», aplauden mientras ultiman con nervios los detalles. «Es una ilusión, un proyecto personal que ya no ves tanto como un negocio», asegura ella.
Parte imprescindible para que todo esto haya salido adelante han sido sus padres, Olga y Toño, «nuestro principal apoyo». «Es verdad que esto con 26 y 24 años, empezando de la nada y sin el apoyo de los padres, parece imposible, y yo creo que sí lo es. Por mucha ilusión que le pongas necesitas que haya una cabeza firme detrás que lo encauce un poco», agradece Marcos.
Crear empleo rural
Paula y Marcos son de esos pocos pero valientes jóvenes que deciden quedarse en el medio rural y emprender. «Para nosotros la verdad que nunca ha sido un problema quedarse en el pueblo, de hecho lo hemos elegido porque los dos estamos felices aquí y creemos que tiene mucho futuro y mucho potencial», asegura Paula, orgullosa de la decisión que tomó hace ahora dos años, después de finalizar sus estudios superiores.Con ‘Aitalas Cheese & Grill’ consiguen, además, crear empleo en Sahechores, algo que «hace falta» no solo en esta localidad perteneciente al municipio de Cubillas de Rueda, si no en toda la zona. «Desgraciadamente falta trabajo, pero vamos a intentar aportar nuestro granito de arena y hacer algo grande juntos», confía Paula.
Esperamos que pueda servir de ejemplo para que la gente vea oportunidades en el medio rural, que las hay Por el momento, comenzarán a funcionar con una plantilla de siete personas, ellos dos y otros cinco trabajadores para atender la tienda, la cocina y la barra y las mesas del restaurante y la terraza. Además no descartan que, especialmente en verano, tengan que ampliar el número de empleados para el servicio del aparcamiento de caravanas y la taquilla de ‘Lago Sahechores’, desde donde se desarrollarán las actividades acuáticas.
Con su proyecto y sus ganas esperan, además, «poder servir de ejemplo para que otra gente vea oportunidades en el medio rural, porque haberlas las hay, y muchas», defiende Paula.
A escasas semanas de la apertura, aseguran mantener intacta la «ilusión» con la que empezaron a desarrollar su idea hace tres años, aunque reconocen tener «algo de miedo por dar la talla y hacer lo que se espera de nosotros». El abuelo Aitalas, del que Paula y Marcos ya son biznietos, estaría orgulloso de dónde ha llegado su particular nombre.