Tanto Sotero como María José llevan media vida en Galicia, concretamente 28 años, aunque cuando cierran su pensión en temporada baja de peregrinos regresan a su pueblo de León. Durante muchos años trabajaron en Arzúa y gestionaron una casa rural entre Palas de Rei y Melide, todo en el mismo tramo final del Camino de Santiago, pero en la primavera de 2018 encontraron por internet una oferta de alquiler de un bar en una pequeñísima localidad de A Coruña. 'Casa Tía Dolores' era hasta entonces un humilde bar "de los de toda la vida" en el Camino Francés y decidieron darle un lavado de cara. No con agua, sino con cerveza. Y es que esta pareja de leoneses decidieron revestir todo el recinto de madera y clavar en ella millares de puntas que ahora sujetan incontables botellines de cerveza. No obstante, hay quien ha echado la cuenta. "No sé los que puede haber, pero por los menos 30.000 sí que hay. No me gusta ser exagerado, pero puedo garantizar que seguro hay más de 30.000 botellines", afirma Sotero.
'Casa Tía Dolores' está decorada con las cervezas artesanales que se toman los peregrinos a Santiago La idea surgió precisamente haciendo el Camino de Santiago, el sanabrés, cuando descubrieron una taberna decorada con miles de conchas de vieira. "Cuando entré en el aquel bar pensé en que teníamos que hacer algo parecido. En un sitio cerca de aquí, la gente apoya de todo en las raíces de un árbol: botas, bastones... y también cervezas. Entonces se nos ocurrió que podíamos revestir toda la pensión de botellines. Los peregrinos las fueron dejando y, poco a poco, se ha ido formando esto", señala el hostelero leonés.
Los botellines de cerveza han decorado así un típico hórreo gallego, un puente sobre el que pasa un riachuelo o una 'Puerta del Perdón' muy diferente a la que los peregrinos verán en la Catedral de Santiago. "Casi todo está hecho con maderas de casas caídas. Algunas pasan de los 150 años. Por ejemplo, la 'Puerta del Perdón' está hecha con las madera de la casa del cura de una aldea cercana. Tiene su puerta, su ventana, su tejado...", explican los encargados de la pensión de A Calle de Ferreiros.
Lejos de conformarse con estas 30.000 botellas, los nuevos clientes van apoyando las cervezas que se toman en las puntas clavadas en las maderas que forman el perímetro de la finca. "Tenemos en mente seguir ampliando esta decoración y hacer más construcciones", manifiesta esta pareja de leoneses.
De 'Peregrina' a 'Curuxa'
Las cervezas que decoran 'Casa Tía Dolores' son todas artesanales. Animados por esta ambientación, la sombra de los árboles y el encanto del lugar, algunos peregrinos se llegan a tomar dos y tres rondas a medio camino. El hecho de que se encuentre dentro de una etapa relativamente asequible favorece que los clientes hagan un alto en el camino para reponer fuerzas con un peculiar desayuno.
La gran mayoría de los botellines clavados en las puntas son de la cervecera gallega 'Peregrina', que suministró a la pareja de Villamañán hasta quebrar este invierno debido a la crisis del Covid. El relevo en la decoración lo han tomado otras cervezas artesanales gallegas: 'Curuxa'. El nombre de la cervecera significa 'lechuza' y está asentada en el municipio de Ponteareas, en Pontevedra. "Están cojonudas, la verdad. Todos nos dicen lo mismo", apunta Sotero.No se tira ningún botellínEstos hosteleros leoneses aseguran que no se tira ningún botellín y que solamente se recogen aquellos que rompe el viento durante el invierno. En algunas ocasiones, Sotero y María José han tenido algún susto y cuando han reabierto su bar, está cerrado de diciembre a febrero, se han encontrado piezas enteras tiradas que, poco a poco, tienen que volver a levantar con la ayuda y la sed de su clientela. "Hace poco vino una señora que encontró la botella que había puesto dentro del hórreo en 2018 y le hizo mucha ilusión", señalan a modo de anécdota.El requisito es que los clientes escriban en el vidrio la dedicatoria que deseen con tinta blanca Y es que en este bar no hay dos cervezas iguales. De hecho, el único requisito que se exige para que el peregrino deje su botellín es que escriba en el vidrio la dedicatoria que desee con una tinta blanca que Sotero y María José les facilitan. Los mensajes son de todo tipo: declaraciones de amor, buenos deseos para el bar, nombre del grupo de peregrinos e, incluso, peticiones al Apóstol.Clientes de los cinco continentesDe esta manera, el bar no deja indiferente a nadie y permanece durante años en el recuerdo de los peregrinos que paran a sellar su credencial y a tomarse una cerveza artesanal. "Por aquí han pasado también muchas caras conocidas. El cocinero José Andrés, el cantante Sting o el torero 'El Cordobés' con su esposa", recuerda María José.Pero, más allá de rostros famosos, en 'Casa Tía Dolores' han tomado cervezas peregrinos de los cinco continentes. Muchos de ellos comparten reseñas en internet y publican fotos dentro del hórreo de botellines en sus redes sociales. "Aquí han venido personas de Groenlandia, de China, de las Islas Fiyi, de Samoa... Dime cualquier país del mundo, que no sea Corea del Norte, y aquí han estado seguro. Algunos peregrinos nos dicen que nos vamos a hacer famosos y que esto va a ser el segundo sitio más fotografiado del Camino, tras la Catedral de Santiago", bromean este par de leoneses afincados en Galicia.Al ser Año Santo Jacobeo parece que su volumen de negocio va recuperándose poco a poco tras una crisis del coronavirus que les ha afectado "de manera brutal". "Hay mucho menos de la mitad de peregrinos. Ahora en julio y en agosto parece que, por lo menos, estamos diciendo 'buenos días y buenas tardes'. Lo cierto es que, hasta ahora, el Camino casi ha desaparecido", lamenta la pareja de Villamañán.No faltan los productos de LeónEs en este punto cuando Sotero se pone serio y critica la gestión que hacen las administraciones de la ruta jacobea. "El Camino lo tienen de vergüenza, abandonado y sin limpieza. Solo se preocupan de cobrarnos las licencias, pero la Administración no lo respeta. Debería aprovecharse que aquí vienen miles y miles de personas de forma voluntaria para promocionar lo bueno que hay en cada lugar por el que pasa", opina.En este sentido, ellos hacen patria y en el interior del local no faltan los embutidos y vinos de León. "Muchos cuando ven el cartel de 'se vende chorizo de León' nos preguntan y los leoneses se ponen a hablar con nosotros para ver de dónde somos", manifiestan Sotero y María José.
Una gallega más que centenaria
Junto a los productos de León, otro de los temas de conversación más frecuentes con los clientes es a qué se debe el nombre de la pensión. 'Casa Tía Dolores' recibe el nombre de quien fuera la dueña de la finca, una gallega que murió esta primavera con nada menos que 114 años.
El bar recibe el nombre de la dueña de la finca, una mujer que falleció esta primavera con 114 años Hace un tiempo, Sotero y María José participaron en una particular iniciativa en la que comercializaron camisetas con la cara de 'Tía Dolores'. "Vendimos más de 3.000. En el Camino se venden, si te pones, hasta las piedras que hay por Villamañán, por eso deberían aprovecharlo para vender los productos de cada zona", valora el hostelero sobre la repercusión que tiene el local.
Del mismo modo, los leoneses que están detrás de 'Casa Tía Dolores' aseguran que la iniciativa de decorar la pensión y los árboles con botellines, además de a su negocio, ha venido bien a todo el pueblo. "Varios vecinos nos lo han agradecido y hay dos que nos han ayudado a hacer todo esto y a recoger las maderas para hacer cada una de las piezas que luego vamos llenando con las cervezas de los peregrinos", explican Sotero y María José sobre cómo es su relación con los gallegos.
Plenamente integrados en la idiosincrasia gallega y del Camino de Santiago, aunque sin olvidarse de su tierra de origen, estos dos leoneses prometen seguir aumentando su colección de 30.000 cervezas. Recuerdos de unos tragos y de unos peregrinos que, gracias a las conversaciones con Sotero y María José, nunca olvidarán dónde está Villamañán.