Henri Parot ingresó en prisión el 7 de abril de 1990. Desde entonces se han sucedido 11.578 días con sus noches. En ninguno de esos días y en ninguna de esas noches en la celda, este preso de la banda terrorista ETA ha mostrado ningún signo de arrepentimiento por atentados como en el que voló la casa cuartel de Zaragoza en 1987 y que causó la muerte de 11 personas, entre ellas cinco niñas. Desde agosto, este asesino que se ha cobrado, al menos, 82 vidas humanas cumple su condena de 4.799 años de cárcel en Mansilla de las Mulas. Las decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez de acercar criminales de la desparecida organización a prisiones más próximas al País Vasco han multiplicado la presencia de reclusos de ETA en Villahierro.
Además de Parot, los barrotes de la cárcel de Mansilla son las vistas que han comenzado a contemplar en este 2021 otros miembros de ETA como Fernando Elejalde Tapia, Jesús María Etxeberría, Fernando García Jodrá, Iñaki Krutxaga Elezkano o Diego Ugarte López de Arkaute. La política de acercamiento de presos ha vaciado de etarras las prisiones del sur del país y centros penitenciarios como el de Villahierro, o los de Palencia, Burgos o La Rioja, han tenido que asumir el internamiento de estos terroristas. También las propias cárceles vascas han experimentado un proceso similar, ya que hace tres años solo tenían tres etarras en sus celdas y ahora cuentan con 58.
Guinea y Lima serán trasladados "de inmediato" a una cárcel de Vizcaya, a pocos kilómetros de su casa El pasado año en León únicamente había tres reclusos que pertenecieron a ETA y actualmente son diez. Todos ellos llegaron de prisiones del sur, que ya no cuentan con ningún terrorista de la banda desaparecida una década atrás. Hace solo tres años, en Cádiz había 29 presos, en Murcia 16 y en Granada 13. En ninguna de estas provincias queda rastro de estos criminales, en su gran mayoría con delitos de sangre, al igual que en Sevilla, Córdoba, Alicante, Almería y un largo etcétera.
Josu Guinea Sagasti es el etarra que más tiempo lleva interno en Villahierro, desde 2018. Es uno de los pocos terroristas de ETA en la cárcel de Mansilla que no cumple condena por asesinato. Actualmente, este etarra de Barakaldo tiene 44 años y con solo 25 fue detenido en Francia. Representante político de la izquierda abertzale, fue condenado a 12 años de prisión por quemar un cajero automático en 1997 en el marco de la estrategia de 'kale borroka'. A León llegó procedente de Almería y pronto terminará de cumplir condena en la prisión vizcaína a la que será trasladado.
Aunque no hace ni un año que llegó a Mansilla, Íñigo Guridi Lasa, alias 'Xabi', es el segundo etarra más veterano en la prisión. En los últimos días de 2020 fue trasladado desde Jaén, donde fue encarcelado el 27 de febrero de 2001 para cumplir una pena de 30 años y medio de prisión por atentados, incendios, asociación ilícita, depósito de armas, lesiones y falsificación. El hecho de que ‘Xabi’ reconociese el daño causado por él y por la banda terrorista a la que perteneció le ha valido beneficios penitenciados. Guridi Lasa mató a dos guardias civiles en Huesca y asesinó al periodista José Luis López de la Calle. Además, colocó una bomba en la ventana de una casa en la que creía que vivía un agente.
El número de presos etarras comenzó a aumentar en León desde principios de año. En enero llegó Diego Ugarte López de Arkaute, procedente de Granada. 'Txikitxo' cumple 30 años de prisión por asesinar en Vitoria al socialista Fernando Buesa y a su escolta, Jorge Díez Elorza.
Fernando García Jodrá llegó a una celda de Villahierro en febrero, procedente de Huelva. También conocido como 'Txomin', es uno de los responsables del asesinato de Ernest Lluch. El exministro socialista fue abatido con dos tiros por la espalda en el garaje de su casa cuando ya estaba retirado de la vida política.
Nueve etarras han llegado a Mansilla en el último año procedentes de cárceles de Granada, Murcia o Huelva También vinculado con el asesinato de Lluch, Iñaki Krutxaga Elezkano fue trasladado a León en agosto. Miembro del 'Comando Barcelona', está cumpliendo una condena de 30 años en prisión.
Como 'Txomin', José María Novoa Arróniz también fue trasladado en febrero procedente de Murcia. Ingresó en prisión el día de Navidad de 1999 y cumple condena, entre otras causas, por acabar con la vida de Alfonso Parada Ulloa, suboficial de la Guardia Civil. Novoa Arróniz participó, igualmente, en la denominada ‘caravana de la muerte’, en la que transportaba dos furgonetas cargadas con 1.745 kilos de explosivos que tenían como objetivo causar una masacre en Madrid.
En marzo aterrizó en Villahierro Iker Lima Sagarna. Natural de Galdácano, no tiene probados asesinatos a sus espaldas y llegó procedente de Huelva. Incendios, delitos por lesiones y desórdenes públicos se acumulan en el historial por el que continúa en prisión. Pronto será trasladado muy cerca de su casa, a Basauri.
Al mes siguiente, en abril, se trasladó a Villahierro a Fernando Elejalde Tapia. Este etarra está condenado por el asesinato de Francisco Javier Gómez Elosegui, psicólogo de la cárcel guipuzcoana de Martutene, a quien pegó un tiro en la nuca cuando salía de su domicilio en el barrio donostiarra de Gros.
Jesús María Etxeberría fue el último preso de ETA en prisiones andaluzas y llegó a León en julio. El asesinato de un guardia civil en 2002, cuando se disponía a identificarle en un control de carretera, o dos intentos de fuga figuran en su historial delictivo. Después de haber cumplido 13 años de prisión a sus espaldas volvió a la actividad terrorista y, por ello, también a la vida entre rejas.
Parot, uno de los mayores criminales de ETA, o los asesinos de Ernest Lluch tienen celdas en Villahierro Krutxaga Elezkano y Parot, también durante el verano, completan la lista de traslados a León de este año. En el caso de este último, uno de los asesinos más sanguinarios de la banda terrorista, a su llegada a Villahierro los simpatizantes de la izquierda abertzale intentaron organizar una marcha para apoyarle como un histórico de ETA. También conocido como 'Unai', cometió su primer asesinato en Irún, al disparar cinco balas en la cabeza del industrial José Legasa por negarse a pagar el impuesto revolucionario. Después, en los siguientes años, cometió más de 80 asesinatos y su caso es tan singular que dio nombre a la conocida como 'doctrina Parot', la jurisprudencia establecida a partir de la sentencia del Tribunal Supremo en febrero de 2006 por la cual la reducción de penas por beneficios penitenciarios se aplica respecto a la pena total y no respecto al máximo legal permitido de permanencia en prisión.
Con el arrepentimiento por el daño causado a las víctimas y a sus familiares siendo aún meramente testimonial, las historias de estos diez presos de ETA que han sido trasladados a León sirven para mantener viva, más cerca o más lejos del País Vasco, la memoria de lo que realmente fue esta banda terrorista. Para dejar una gota de dignidad en un océano de tragedias. Historias que recuerdan que había un lado del conflicto que ponía bombas y el otro solo muertos. Historias que nunca y que jamás deben olvidarse... para que nunca y que jamás vuelvan a repetirse.
Los terroristas de ETA ganan espacio en Mansilla por la política de acercamientos
La prisión de Villahierro tiene actualmente reclusos a diez etarras, tras las decisiones del Gobierno que han vaciado las cárceles del sur de asesinos de la desaparecida banda
18/12/2021
Actualizado a
18/12/2021
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