Cuando el 19 de julio el salón de plenos del Palacio de los Guzmanes vivió la toma de posesión de Eduardo Morán como presidente de la Diputación de León, no fue solo el comienzo de un nuevo mandato en la institución provincial. Porque la llegada del dirigente socialista suponía dejar atrás 24 años de poder popular seguidos, incluidos los convulsos ejercicios de Isabel Carrasco, la temporalidad de sus sustitutos tras su asesinato y la vuelta a la normalidad institucional con Juan Martínez Majo.
Pero que el alcalde de Camponaraya se convirtiera en el máximo responsable de la Diputación también fue otro hito: para ver un dirigente berciano en la institución provincial había que remontarse a Ramiro Armesto, fusilado en 1936. Esta efeméride fue recordada por el propio Morán el día de su llegada al poder, una jornada histórica también en otros aspectos, como que se confirmaba el pacto al que había llegado el PSOE con la UPL de Matías Llorente, con el que se conformaba una mayoría que dejaba en la oposición al PP de Martínez Majo, que en un principio pasaría a ser el portavoz popular y que después dejaría todos sus cargos (también el de concejal en el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan) para convertirse en el delegado territorial en León de la Junta de Castilla y León.
Comenzaba así un mandato muy renovado, tanto en las filas socialistas (aunque permanecieran dirigentes como José Pellitero o se integraran en el equipo de gobierno históricos regidores como el de Cistierna, Nicanor Sen) como en la oposición, con la entrada de Gemma Villarroel en Ciudadanos (después de que su antecesor, Juan Carlos Fernández, fuera expulsado del partido por su implicación en la Operación Enredadera). Su dilatada experiencia la pondrán estos cuatro años tanto Llorente, que ya tuvo cargos de responsabilidad en el último mandato socialista, como el ahora portavoz del PP, Francisco Castañón, que fue quien cogió el testigo de Martínez Majo.
Son varios los asuntos capitales que tendrá que acometer este nuevo equipo de gobierno, suscritos en un pacto entre PSOE y UPL con 24 puntos y que fue corroborado por el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, y cuyas primeros trazos ya se han podido ver durante los primeros meses de este mandato, puesto que el presidente ha iniciado contactos con diferentes instituciones y colectivos para comenzar a diseñar una estrategia eficaz para acabar con la despoblación en una provincia en la que se han perdido más de 30.000 habitantes en poco más de un lustro, o lo que es lo mismo, 13 leoneses se van cada día a trabajar y, por tanto vivir, fuera de sus fronteras.
Pero en ese pacto de gobierno hay más puntos relevantes, siempre pensando en la importancia de atraer actividad económica para que se frene la sangría poblacional. Es el caso de la potenciación de los polígonos de Villadangos del Páramo y Torneros. Sobre este último, recientemente confirmó Morán que hay cinco empresas interesadas en instalarse en él, y el objetivo es que todas las administraciones públicas implicadas se reúnan próximamente para comenzar los trabajos previos a su creación real.
Los planes provinciales para ayuntamientos y juntas vecinales serán también otro de los puntos importantes del mandato. De hecho, está previsto que en el presupuesto de 2020 se incremente la cuantía, en unas cuentas que se llevarán a pleno en la primera quincena de enero y que oscilarán en torno a 135 millones de euros. Y aunque la Ley de Estabilidad y Sostenibilidad es un impedimento para que la Diputación pueda incrementar las inversiones de forma considerable, hay que tener en cuenta que la institución provincial no tiene deuda y, sobre todo, que las inversiones anteriores sin ejecutar y el superávit harán que el remanente positivo sea millonario, aunque hasta el año que viene no se sabrá la cifra exacta.
Relevo histórico en la Diputación de León
La entrada del PSOE y UPL en la institución provincial acaba con 24 años de poder del PP
22/12/2019
Actualizado a
22/12/2019
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