En la provincia de León la sangría demográfica se ha cobrado cerca de 200 escuelas desde que se puso en marcha el modelo de Colegio Rural Agrupado (CRA). Un estudio elaborado por La Nueva Crónica en base a unos datos facilitados por el sindicato CSIF pone sobre la mesa que 192 localidades han perdido su centro educativo desde aquel 1991. Es decir, cada año que pasa el medio rural leonés cuenta con siete escuelas menos que el anterior.
En aquel año de referencia el Instituto Nacional de Estadística (INE) contabilizaba 525.896 leoneses, mientras que el 1 de enero de 2019 los cifra en 459.681. Un total de 66.215 habitantes menos en la provincia, por lo que cada vez que León ha perdido 345 vecinos también se ha cerrado una escuela rural. De esta manera, más de la mitad de los 332 pueblos que tenían colegio cuando se configuraron los CRA lo han perdido por el camino en menos de tres décadas. "Las administraciones no ponen de su parte porque si quitas el colegio, el pueblo se va a pique", explica el responsable de educación de CSIF, Javier Fernández.
Se pueden advertir casos verdaderamente significativos a lo largo y ancho del territorio leonés, como el del CRA de Alija del Infantado. En esta circunscripción del sur de la provincia que antes se mantenían abiertas escuelas en 14 localidades, actualmente solo reciben alumnos la cabecera de Alija y en Valcabado del Páramo.
El CRA de Laguna Dalga se fue concebido, según los datos de los que dispone CSIF, para ocho localidades y en el curso 2019/2020 opera solamente en Pobladura de Pelayo García. De los 16 que se llegaron a tener en el CRA de Soto de la Vega solo resisten cuatro. La lista es larga "desde que se ha dado el boom de la despoblación".
Las 140 escuelas rurales del modelo CRA se agrupan en 32 circunscripciones con entre uno y ocho centros El curso que se inició el pasado mes no ha sido el peor en el número de escuelas rurales cerradas. No obstante, Campo y Santibáñez, Palacios de Fontecha, Orallo y San Juan de la Mata no verán más las pizarras de sus aulas llenas de apuntes y, aunque se deja la puerta abierta a poder volver a abrirse si se recupera el número mínimo de alumnos, han echado el cierre.
En una situación límite se encuentran, por su parte, hasta 19 centros educativos más. Según el informe presentado a comienzos de curso por la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, tres escuelas rurales leonesas funcionarán con tres alumnos y otras 16 lo harán con cuatro estudiantes. León cuenta así prácticamente con la mitad de estos «centros incompletos» que hay en la comunidad. "Si en los de tres o cuatro niños una familia decide marcharse se puede parar el curso a la mitad. Hay que reconocer que la Junta hace un esfuerzo por mantener estos centros abiertos", apunta el portavoz de enseñanza de CSIF a este periódico.
La situación actual
Actualmente se mantienen abiertos 32 CRA en la provincia que funcionan en 140 localidades. Algunas unidades se han fusionado al ir perdiéndose el número de aulas abiertas, aunque algunas como Riello, Quintana de Rueda o Páramo del Sil operan de manera aislada. En cambio otras como el CRA ‘El Redondal’ llegan a las ocho escuelas en su radio de acción.
Actualmente, según los datos facilitados por CSIF a este periódico, tan solo ocho CRA funcionan con la clásica jornada partida de mañana y tarde. Según explica el sindicato, hasta 11 alumnos hay una única unidad y a partir de la docena se desdobla a dos aulas. "En los CRA hay una educación personalizada y muy buena. Aunque a veces hay problemas para hacer juegos y demás por las diferencias de edades", considera Javier Fernández sobre este modelo.
Evidentemente, fuera de este estudio quedarían los colegios que a pesar de situarse en el medio rural no se funcionan bajo el modelo de CRA. Regulados por el Real Decreto 2731/1986 no quedarían configurados en el mapa leonés hasta comienzos de los años noventa. Un tiempo que, según a quien, tal vez parezca ya lejano. No obstante, donde seguro que se ha hecho larga es en esos pueblos que cerraron las puertas de su colegio para no volver a abrirlos. La despoblación también ha borrado la tiza de los encerados de un medio rural que se ha quedado sin mochilas ni deberes.