20/12/2023
 Actualizado a 20/12/2023
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Hay que ver cómo pasa el tiempo… Camino vamos ya de los diez años desde que, aquel 7 de mayo de 2014, llamara desde aquí mismo a la puerta de todos los lectores de este periódico: ‘Toc, toc…, ¿se puede?’ era el título de mi primera columna. Desde entonces, muchos sois los que me habéis abierto en alguna ocasión; e incluso hay quien me espera cada miércoles… Y eso, ni que decir tiene, hace que me sienta más que privilegiado…

El miércoles pasado mi columna llegaba a su número 500; y en esta, la 501, bien merece la pena echar la vista atrás… sin dejar de mirar al futuro, claro, que aún nos queda mucho de lo que hablar aquí –ideas no faltan–… mientras La Nueva Crónica quiera, ni que decir tiene…

Tal vez no sea un columnista, digamos, al uso, ortodoxo; de esos que te vienen a la mente nada más pensar en el género. Pero creo que todos los temas que salen aquí tienen cabida y aportan una visión, en muchos casos, muy distinta… e inesperada. Y, desde luego, en mis columnas no dejo de dar –aunque a veces sea de forma implícita– mi opinión sobre tal o cual asunto, que de eso se trata.

Aquí hemos hablado de casi todo –aunque abunden temas relacionados con nuestra cultura–; y no siempre ha sido fácil llegar puntual a nuestra cita de los miércoles… pero, hasta ahora, no hemos fallado, aunque para ello algunas columnas hayan sido escritas en lugares de lo más diverso: desde Losada hasta Nueva York pasando por Bruselas, Tarragona o Ámsterdam; o en un tren, o en un avión, o en una cafetería… Y espero que, en el futuro, tampoco me tengas que poner falta.

Gracias a todos los que hacen posible que me pase por aquí cada semana: a La Nueva Crónica; en especial a su director, David Rubio, que fue quien me dio la oportunidad de entrar a formar parte de esta ‘familia’; y también a los maquetadores, que hacen que el texto siempre cuadre. Y sobre todo, muchísimas gracias a ti y a quienes, como tú, me seguís abriendo la puerta cada miércoles. Nos vemos el próximo…

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