De nuevo el martillo de la mayoría absoluta del PP desmenuza un poco más los derechos de los ciudadanos y la débil democracia española, sostenida con pinzas desde hace 36 años. La reforma de la ley de seguridad ciudadana, llamada ley mordaza, puede hacer incluso a los yayoflautas sospechosos de asociación de malhechores. Un martillo que distorsiona y desmolda la sacrosanta Constitución a gusto de aquellos que la hacen dogma y no la votaron.
El mismo martillo que dicen que sirve para modelar la ley de transparencia, gracias a la que supuestamente se detallan los sueldos que perciben políticos, altos cargos, funcionarios y empleados públicos de las distintas administraciones del Estado. Sorprende ver que las retribuciones de muchos altos cargos superan con creces las de Rajoy o las de sus ministros. Si de verdad esto es así, humildemente le recomendaría a don Mariano que intercambiara su labor con la de su secretario; se ahorraría salir ante un plasma a decir que ya salimos de la crisis sin partirse de risa con ese obsceno chiste, y recibiría un incremento salarial.
Ese martillo también sirve para hacer unos presupuestos a medida del Gobierno español y estrangular más aún la situación financiera de algunas comunidades autónomas, especialmente la catalana. Así pues, en España impera la ley del más fuerte, no el imperio de la ley.
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