Que se corte de un tajo el nudo de la deuda

M.L.
16/01/2015
 Actualizado a 19/01/2015
Se sabe que la deuda que sufrimos hoy tiene su origen en la deuda privada, que las administraciones, a pesar de sus conocidos despilfarros no llegaron a igualar, y que las cajas fueron las mayores detentadoras de esas deudas privadas, inducidas por el dinero fácil con que bancos alemanes y franceses, principalmente, inundaron nuestras entidades de crédito, que concedieron préstamos al margen del evidente riesgo de impago. Al llegar las crisis de la burbuja inmobiliaria y el euro, en vez de dejar que cada entidad aguantase su vela, se acudió al sistema perverso de fusionarlas. Así, se formaron entidades con riesgo sistémico por su volumen, de las que Bankia es el peor ejemplo. Concentrada la deuda, resultó fácil convertirla en deuda soberana y exigir su pago, no a las entidades sino al Estado, es decir oprimir a todo el país aunque solo una parte fuese la endeudada. Los préstamos para desendeudarse no se dieron por el BCE al Estado sino a las entidades financieras, que prolongaron su negocio, recapitalizándose a bajo coste con un dinero barato para comprar deuda pública del Estado que habían hundido a buen interés. El éxito para el capital financiero, gracias a la austeridad, fue convertir la deuda ocasional en deuda perpetua, impagable al seguir aumentando por falta de crecimiento económico y llevarse el esfuerzo productivo el pago de intereses de la deuda, que se va renovando y no saldremos jamás de ella, salvo que se corte de un tajo el nudo gordiano que nos mantiene atados. Eso es lo que temen de Grecia y de Podemos.
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