La putina, que es hombre por más que no lo parezca, se ganó el derecho a ser merecedor de tan elogioso apodo a base de intentarlo. El otro día tuve la desgracia de pasar la tarde con una de ellas, en un viaje por las comarcas lacianiegas y comprobar que, pese a llevar un cura en la cuadrilla, hizo honor a su apodo y fama. Era el primero enentrar en el barpara tener el privilegio de saludar, pero a su manera:«Buenas tardes a todos... menos a uno», que es la mejor forma de mosquear a todos y mucho pues todos se sienten aludidos por el uno y ademas trino, que no es que sea la Santísima Trinidad, es que se ponen todos los demás que trinan porque no acaban de entender porqué son cada uno precisamente el «uno» de «menos a uno».
Pero si ve que la entrada no hace efecto pues insiste y al iniciar cada conversación con cada nuevo cliente hace su particular entradilla para que se oiga en los tendidos:«Hay mucho cabrón suelto».
Hasta que uno del barse cansa y le dice al párroco:«Háblele de la Virgen María».
Yes que una hija de La putina era la habitual Virgen del Belén viviente, pero hace tres años llegó y le dijo:«Papá, este año no puedo ser la Virgen». Se lo tomó a mal, cree el ladrón..., y entre las voces y los coscorrones no pudo escuchar cómo la niña le explicaba:«Me han concedido la estancia de 15 días con una familia inglesa para intercambio, me voy el 22».
Pasó la Nochebuena en un cuartelillo y le dijo a los dos guardias:«Feliz Navidad a todos... menos a uno».
Atodos menos a uno
11/12/2016
Actualizado a
13/09/2019
Comentarios
Guardar
Lo más leído