27/09/2024
 Actualizado a 27/09/2024
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Hemos vivido 100 años de bonanza fundamentados en cuatro pilares: la proliferación de la clase media, el capitalismo, el fomento de la propiedad privada y la libertad. Esos pilares nos han permitido que cada generación vivamos mejor que la anterior. Aunque, a pesar de avances en «derechos sociales», en industria y en tecnología, mi generación, la generación de los nacidos en los 80, empezamos a vivir peor que nuestros padres.

A algunos de ustedes les puede chirriar esto que les digo, pero es así. No hay que equivocar «vivir mejor» con ser más «disfrutones», porque, aunque vivamos peor, todo a nuestro alrededor está diseñado para que ni nos demos cuenta y equivoquemos la felicidad y la comodidad a largo plazo con pequeños momentos que, a modo de espejismo, nos hacen pensar que vivimos muy bien.

Y digo que todo a nuestro alrededor está diseñado así, porque efectivamente está diseñado artificialmente por gobiernos, medios de comunicación, redes sociales, grandes corporaciones, la propia sociedad… Esto que a priori parece una idea de un chalado fan de las teorías conspiranoicas, es una realidad y sólo tienen que analizar nuestro alrededor con espíritu crítico. Nos venden modas en base a ecologismo, salud o simplemente por ser ‘cool’, a las que nos apuntamos alegremente en lugar de rebelarnos, empezar a quemar cosas por las calles y dar una patada en el culo a más de uno que nos quiere vender ese espejismo, cuando lo que realmente subyace de todo esto, es que cada vez somos más pobres.

Ahora está de moda la ropa ‘vintage’ cuando eso, de toda la vida, era comprar, con vergüenza, cosas de segunda mano. También hay aplicaciones que, con la excusa de no desperdiciar comida perecedera en restaurantes o supermercados, lanzan ofertas al tiempo de cerrar cuando eso, de toda la vida, era mendigar sobras o rebuscar en la basura. Se ha vuelto a poner de moda conectar en verano con tus antepasados en el pueblo, cuando eso, de toda la vida, era no tener para pagarte unas vacaciones en la playa.

Ahora hay «casas intergeneracionales» con las que se quiere mostrar lo positivo social e intelectualmente que es que un joven cohabite con un anciano cuando eso, de toda la vida, era irte a vivir con tus abuelos porque no tenías para pagarte un apartamento. Poco más o menos sucede con el concepto cool del cohousing, que no deja de ser compartir habitación de estudiante.

Ahora no les costará encontrar anuncios con personas obesas felices, porque la delgadez es «un estereotipo», cuando realmente está demostrado que, economías modestas, abusan de productos ultra procesados, por no poder tener acceso a productos frescos como carne o pescado.

Podría hablarles del uso de los patines eléctricos, los vehículos compartidos, tener menos hijos para «darles mejor educación»… Pero todo va orientado a lo mismo, a que pensemos que nuestros nuevos hábitos son asumidos de forma voluntaria en lugar de ser causa del incremento de la pobreza y de la destrucción de la clase media.

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