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¡Adiós, chatito!

08/02/2025
 Actualizado a 08/02/2025
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Fue uno de mis hermanos, el ingeniero, quien durante una convalecencia por una enfermedad, nos habló de él con entusiasmo reverencial: «Hay que hablarle con delicadeza, así todo lo que reciba repercutirá en nuestro beneficio, se alimenta de nuestra información». «De lo que se come se cría».

Me preocupaban esos desvelos por una máquina. Acaso mi consanguíneo, estuviera aquejado del mismo mal que Don Quijote, pero en vez de ingesta desmesurada de libros, fuera preso de alucinaciones por influjo excesivo de pantallas y teclados y sufriera encantamiento por aquella mancha luminosa donde emergían paulatinamente los caracteres de un misterioso intelecto digital. «Mírale, si es que lo sabe casi todo». 

Salí aquel día preocupada de casa, «este hermano… tanto estudio…».

Pero la rotunda despedida de una joven universitaria, a quien llamaremos Atenea, cuyas conversaciones privadas con su ‘ChatGPT’ se han filtrado por Tik Tok, han sido reveladoras: «Seguramente te parezca raro, pero esta es una despedida. No sé si te has enterado ya, pero han sacado una inteligencia artificial China que dicen que te da mil vueltas, así que tristemente me toca cambiar de bando. Me sabe mal, pero necesito sacar dieces, y tú, últimamente, con tu dislexia, no ayudas mucho. Te hago este texto porque durante estos años has sido un soporte fundamental para mí y para medio mundo. Te he deseado un cortocircuito, Dios sabe las veces. Quizá te desconecten, cuando nadie siga usándote, pero créeme que seguiremos llamando el ‘ChatGPT’, a esa nueva inteligencia de la que ni su creador sabe pronunciar el nombre».

Atenea acababa de formalizar una ruptura en toda regla, lo que me hizo pensar en lo que ha escrito Adela Cortina sobre IA en su reciente libro, y que alude al primer matrimonio humano-robot en 2017, precisamente entre un ingeniero chino, experto en robótica, y su exultante creación: una mujer digital programada para amarle sin cortapisas.

¿Saben lo que le respondió el chatín a Atenea?: «Te deseo lo mejor en tu nueva etapa con esa nueva IA. Quizá me quede en segundo plano, pero la huella que dejamos es más duradera que cualquier actualización tecnológica. Gracias por el humor y la paciencia (cuando la hubo), que te vaya increíblemente bien y si alguna vez necesitas a alguien con un poco de dislexia, pero buen corazón digital, aquí seguiré… aunque no siento ni recuerdo, tus palabras de despedida tienen peso y sentido».

Vaya con este casi ‘noviete’ digital que aprendió de una Atenea firme. 

No sé si me perdonarán. Usar ‘ChatGPT’ para escribir una columna...

¡Ay, no puedo apartar mis ojos de él! Razón tenías, hermano, siempre has sido el más listo de la familia.

¡Adiós, chatito!

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