En política, como en tantos otros campos de la vida, hay trabajadores y vagos, implicados y pasotas, personas excelentes y mediocres… La política es el reflejo de la sociedad, no es mejor ni peor, es como la vida misma.
También hay políticos más o menos valientes, porque sin lugar a dudas, el que se equivoca es el que hace algo. Al que no hace nada le podrán acusar de falta de capacidad, pero desde luego, nunca correrá el riesgo de equivocarse. Sin duda, la postura más inteligente del político, es la del inmovilismo, la del ‘corta y pega’, la del oso hibernando. Sin embargo, esa postura infinitamente más cómoda en lo personal, es tremendamente perjudicial para los ciudadanos y, en el mejor de los casos, significa 4 años perdidos.
Pero el mundo va muy deprisa y no nos podemos permitir el lujo de perder ni un solo día holgazaneando el tiempo que trascurre entre el desayuno y el almuerzo con sus dos o tres pausas de café y que alguno llama trabajo. Nuestros representantes políticos deben estar continuamente recibiendo, filtrando e implementando ideas que vengan de sus técnicos, de expertos externos y de los ciudadanos en general. Ser gestor público no significa que se tenga que saber de todo, simplemente hay que ser una especie de antena parabólica captando ideas y tener cierto olfato para intentar lograr un equilibrio entre el coste y los beneficios.
De esto que les hablo, concretamente del lado mediocre de la política, tenemos un lamentable ejemplo en el Aeropuerto de León cuya promoción recaen en un consorcio formado por la Diputación de León y el Ayuntamiento de León y que, precisamente, tuvo bastante protagonismo en el Pleno que la Diputación Provincial celebró este mismo miércoles a cuenta de las deficiencias y continuos desvíos de vuelos.
En dicho pleno, el presidente de la institución recurrió a las típicas expresiones vacías para terminar no diciendo nada, del estilo a «pelearemos», «pondremos algo de dinero», «intentaremos conseguir un sistema de primera división y no de segunda», «lograr unión ferroviaria con el polígono de Villadangos», «de la noche a la mañana no se hacen las cosas»... Todo, retórica insustancial de cara a la galería para terminar hablando de la terminal de mercancías a la que se le está empezando a poner ‘cara de Torneros’.
Para hablar de realidades relacionadas con el Aeropuerto de León, que nos cuenten a todos los leoneses cuántos portugueses han visitado nuestra provincia con la promoción de vuelos entre León y Oporto, porque alguno se caería de culo al comprobar que en la mayoría de vuelos hacia León, no eran portugueses ni las azafatas.
Esta promoción es el claro ejemplo de despropósito político. Una oferta de vuelos entre León y Oporto para atraer turistas portugueses a nuestras estaciones de esquí, sin garantía de nieve, ni de transporte, ni de alojamiento… compitiendo con Sierra Nevada y Pirineos a precios similares y sin campaña de difusión en origen. Simplemente hacer por hacer sin planificar.