Cristina Vega 2

Al borde del terricidio

14/03/2023
 Actualizado a 14/03/2023
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La madre naturaleza ha llegado a su límite. Ha alzado su puño de acero y se dispone a dar un golpetazo sobre la mesa para exigir respeto de una vez. Hace décadas que se empezó a alertar de los daños que provoca el exceso de contaminación, de la maltrecha capa de ozono o de un cambio climático nada prometedor. La mayoría lo tomó entonces como mera palabrería barata de cuatro científicos locos que no tenían otra cosa mejor en la que invertir su tiempo. Más adelante se pudo constatar que algo no funcionaba bien, pero tampoco se le dio la importancia debida.

Ahora ya se vislumbran con nitidez las orejas del lobo. Los fenómenos atípicos son cada vez más frecuentes y se han borrado casi del todo las líneas que separaban las estaciones. La sequía y las olas de calor del último verano pregonaron a gritos cuál va a ser la tendencia de este desastre. Y se encienden las alarmas, nos bombardean con normas y consejos de todo tipo para proteger el medio ambiente. ¿Acaso es algo nuevo?, ¿estamos a tiempo de arreglar lo que llevamos años destrozando? Pues no va a ser sencillo.

Sí, todos podemos contribuir con pequeños actos cotidianos que conocemos de sobra, pero me temo que esto no bastará. Porque hay gente poderosa que hace gala de una hipocresía descomunal y cuando dicen apoyar estilos de vida sostenibles, piensan en realidad en cambios que no afecten a sus bolsillos. Su utilidad les resulta irrelevante. Y es que la ambición es un cáncer contagioso, en cada ámbito se extiende y se manifiesta de una manera. En las zonas urbanas, los terrenos se rentabilizan edificando. En el medio rural, arando y cultivando, que los árboles y espacios naturales no dan dinero. Será que el oxígeno está sobrevalorado.

Además, la misma extensión que hace años daba de sí para varias familias, ahora no llega ni para dos. Así no salen las cuentas, no hay recursos para todos.Y no es buena idea tratar de ordeñar una vaca más allá de lo que requiere, si no se desea recibir una buena coz.
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