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El alma en pena de Luis Tudanca

16/01/2025
 Actualizado a 16/01/2025
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Oh Tudanca, pobre Tudanca, qué ingratos, tú que hiciste todo y más de lo que el líder supremo requería. Tú que defendiste su política con armadura, espada y a caballo, lanzándote a la batalla, manchándote cuando era necesario. Tú, y solamente tú, que lo secundaste desde que cogió su Peugeot en aquellas primarias de sangre y fuego. Tú que justificaste y driblaste cada una de esas iniciativas divisivas gubernamentales; los cambios de opinión y los trágalas nacionalista-indepes. Tú que te creíste, por conveniencia o necesidad, cada una de las causas supuestamente socialistas de ese con el que creciste y te hiciste.

Ganaste unas elecciones en una comunidad eternamente azul, y ni las gracias. Miraste hacia los paisajes de Castilla en todas las cuitas y purgas internas, y ni las gracias. Hiciste una oposición leal a Ferraz y a la tambaleante agenda monclovita, y ni las gracias. Apoyaste a la dirección en su deriva centralizadora del partido, y ni las gracias. Entiendo que cuando modificaron las listas te quedaras atónito, como Pádraic Súilleabháin, ¿por qué me hacen esto? ¿por qué ya no quieren ser mis amigos? ¿por qué desconfían de mi persona después de tanta sumisión? Te enfadaste, se la devolviste en las Cortes y se desató la ira del El Pingüino de Ferraz, Santos Cerdán. Nos explicaste que no era justo este trato a alguien de tan demostrada fidelidad. Te pusiste a despotricar de las formas de la dirigencia cuando aplicaron sobre ti lo que otros ya habían sufrido. Prometiste por tus principios que resistirías, y que sería la militancia la que decidiría. Pero no pudiste, sea por la oferta senatorial o de asiento en un futuro, has dejado que fructificara el plan de candidatura única de aquellos que le prometieron voz a la militancia.

Oremos por tu alma en pena, pobre Tudanca, y pongamos dos velas negras a esos malévolos. Esos canallas que abusaron de tu confianza, de tu mansedumbre, para finalmente batearte sin sentimiento alguno. Si nos prometes que la ingenuidad no fue interesada, perdonaremos tus pecados y apoyaremos como debe, el puesto que te den. ¡Te lo has ganado!

 

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