Ayer, 28 de marzo, Amancio Ortega cumplió 88 años. Este leonés –nacido en Busdongo–, en menos de medio siglo ha conseguido crear el Imperio de Inditex, ser la persona más rica de España y una de las más ricas del planeta –en diciembre de 2023, ‘Forbes’ estimaba su fortuna en unos 100.000 millones de dólares–, además de poseer las torres Cepsa y Picasso de Madrid, la sede de Amazon en Seattle o el edificio de la ‘Apple Store’ en París –con su empresa ‘Pontegadea’ gestora de activos inmobiliarios–.
Lo más sorprendente es que, detrás de esa fortuna, sobresale un hombre altruista y filántropo. Porque algo único debe tener Ortega, amén de sus dotes de trabajo, observación, capacidad para entender y captar las necesidades del mercado, saber rodearse de un equipo eficiente, crear el grupo Inditex en 1985, salir a bolsa en 2001, entrar en el Ibex dos meses después, transformar el mundo de la moda y provocar una catarsis en el vestuario de medio planeta. Imagino que su personalidad sea un ‘cocktail’ de curiosidad, inteligencia, audacia, superación, pasión, y genética. No encuentro otra explicación.
Nuestro Ortega –afincado en Coruña–, de alguna manera mantiene lazos con esta (su) provincia. Cabe destacar, que la primera tienda de Zara fuera de Galicia se inauguró en Ponferrada. Y desde su fundación donó 80.000 euros al ayuntamiento de Busdongo, necesitado de un nuevo quitanieves. Y en marzo de 2018 se instaló en ‘el cuadrilátero’ de León la ‘flagship store’ más grande de Castilla y León. Y en Onzonilla se construyó una de las nueve plataformas logísticas de Inditex en España. Y regala becas de estudio a los alumnos aventajados y aplicados, de León y de todo el país. Y ha donado a la sanidad pública más de 300 millones de euros en maquinaria digital de última generación para la detección del cáncer, y novedosos equipos de tratamientos oncológicos que minimizan los efectos secundarios. Y durante el coronavirus financió la compra de material de protección por valor de más de 60 millones de euros, y puso la red logística de Inditex al servicio del gobierno español. Y…, no sigo.
Lo que para unos es motivo de orgullo nacional, para otros es sinónimo de maniobra evasora del fisco impositivo. ¿De verdad es tan difícil entender que una parte de los beneficios empresariales puedan destinarse a causas humanitarias? Nada hay más dañino que la envidia apuntalada en tesis inverosímiles. Y nada hay más bonito que el agradecimiento de los españoles a su ‘business angel’ particular.
El ‘confinamiento’ coincidió con su cumpleaños, y, en León, sus empleados le mostraron su cariño, entonaron el ‘cumpleaños feliz’ y portaron carteles donde se leía: «Con un patrón como usted no hay tormenta que pueda con este barco», o «León te da la gracias». Cuentan que él se emocionó. Felicidades, y mucha salud.