03/02/2025
 Actualizado a 03/02/2025
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Decía el insigne don Gabriel García Márquez: «Ofrecer amistad a quien pide amor es como ofrecer pan al que se muere de sed». Pues bien, unimos el rico pensamiento del escritor colombiano, «afincado en Macondo», con eso que solemos escuchar: ¡Yo siempre soy muy sincero…!, y te dan ganas de preguntarle… Eso de siempre debe ser mucho tiempo, ¿no?

Es que todos somos muy sinceros… hasta que dejamos de serlo, si bien guardamos en lo más recóndito de nuestro ser algún pequeño secreto, alguna ilusión frustrada que estamos dispuestos a llevarla hasta sus últimas consecuencias, y a la tumba si fuera necesario, o a arrojarla con las cenizas en cualquier recóndito lugar. 

Y ahora que lo pienso bien, ¿tengo yo algo parecido en mis recuerdos o sentimientos? ¿Sí o no? Te pongo algunos ejemplos que no tienen por qué coincidir con tu vida, pero pueden asemejarse: Como ese amor de juventud no correspondido y que con la vejez aún no se desvanece, o ese compañero de clase que prefirió a fulanita, o la explosiva vecina que te ha traído a mal traer, o la compañera de trabajo que, si no fuera por lo que es, ya sabes…

¿Podemos amar en secreto, que es una fantasía análoga a los juegos de azar?

Podríamos contestar que sí, ya que ilusionarte en secreto fue, es y será una constante terna para el ser humano igual que, guardando las distancias, ambicionar, sentir envidia, ojo, la sana no existe, que es similar a la ilusión del jugador de lotería que, en sus diferentes modalidades, fabula en su fuero interno y hasta ha gastado ya mentalmente, y antes de que le toque, una buena parte de su hipotético premio.

Ya, ya te estoy viendo que has vuelto a releer esta conclusión para ver si tengo o no razón, seguro que no, pero si guardas algún amor platónico y secreto hazte un favor y no nos lo digas. «Me gustas cuando callas porque estás como ausente». Don Pablo Neruda. Salud.

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