Ayer, día 25 de noviembre, fue el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por ello, considero que es un buen momento para explicar en qué consiste el ciclo de la violencia de género, pero en lugar de hacerlo de forma teórica, creo que esto puede entenderse mucho mejor con un ejemplo como el siguiente:
Marta lleva cuatro años de relación con José, su pareja. Cuenta que, durante el primer año, la relación era muy bonita y todo les iba muy bien. José era muy «caballeroso», siempre la quería acompañar a todos los sitios y trataba de pasar el mayor tiempo posible con ella. Cuando Marta acudía a algún lugar sin él, se ponía muy celoso. Eso a Marta le gustaba, porque interpretaba que estos celos se debían al amor que José le tenía y a que quería estar siempre con ella porque estaba muy enamorado. Por lo tanto, Marta era muy feliz así.
Poco a poco, estos celos fueron siendo cada vez mayores y se fueron trasladando cada vez a más situaciones, especialmente desde que se fueron a vivir juntos. Además, José le pidió a Marta que dejara su trabajo, ya que consideraba que él ganaba suficiente dinero para los dos. José se ponía muy celoso y se enfadaba cada vez que Marta respondía a algún mensaje de alguien, y siempre le exigía que le enseñase el teléfono. Marta siempre se lo enseñaba y trataba de complacerle lo máximo posible para que se le pasara el disgusto, pero daba la sensación de que, hiciese lo que hiciese, a José siempre le parecía mal cualquier cosa de Marta. Si iban dando un paseo por la calle, se enfadaba porque decía que miraba a otros chicos; si estaban comiendo o cenando, se enfadaba porque decía que la comida que había preparado Marta, no estaba buena, y que no se había esforzado nada; si Marta iba a ver a sus padres, se enfadaba porque decía que le estaba dejando solo en el momento en el que más la necesitaba, etc. Hiciera lo que hiciera Marta, José siempre se enfadaba con ella, le gritaba y le decía cosas como que no valía para nada o que lo hacía todo mal. Por mucho que Marta se esforzara en complacerle lo máximo posible, nunca conseguía que José le dijese nada positivo. La situación cada vez iba a peor, y Marta ya no sabía qué hacer para que José le diera alguna muestra de cariño, como las que le daba al principio de la relación.
Un día, ya no pudo más, y sin saber muy bien cómo, llegó hasta la casa de su amiga Patricia. Patricia había sido su mejor amiga desde que eran pequeñas, pero llevaba meses sin hablar con ella. Realmente, llevaba meses sin hablar con ninguna persona que no fuera José. Patricia convenció a Marta para que se quedase un tiempo en su casa. Después de unos días, Marta ya se encontraba un poco mejor. Tenía ganas de estar con sus padres, de quedar con sus amigos los fines de semana y de volver a trabajar. Esos días en casa de Patricia, le estaban viniendo muy bien para aclararse.
Pero entonces, José se presentó en el portal, con un ramo de flores en la mano. Patricia abrió la puerta y le dijo que se fuera y que dejase a Marta en paz, que no la volviera a molestar, que ella ya no quería saber nada de él. Pero él siguió insistiendo durante mucho rato, hasta que, finalmente, Marta salió al portal. José le dijo que había estado pensando mucho en ella durante aquellos días y que se arrepentía muchísimo de lo que había ocurrido, que se había dado cuenta de lo mucho que la quería y de que estaba muy enamorado de ella. Que había sido un tonto por no haberse dado cuenta antes, pero que, a partir de ese momento, la iba a querer y a valorar todo lo que ella se merecía. Marta no sabía qué decir ni qué hacer, se encontraba muy débil y, al fin y al cabo, ella seguía estando enamorada de José. Él continuó insistiendo y le dijo a Marta que era la mujer de su vida y que quería casarse con ella, formar una familia con ella y, en definitiva, compartir toda su vida con ella. Desde pequeña, Marta siempre había querido casarse, tener hijos y formar una familia bonita y feliz. Cuando veía películas que terminaban así, siempre se emocionaba, porque eso era lo que quería para ella, y ahora tenía la oportunidad de que se hiciese realidad.
Así que decidió no pensárselo más y en seguida le dijo que sí, que volvía a casa, y que ella también quería casarse y formar una familia con él. Se subió en el coche de José, radiante de felicidad, fantaseando con el día de su boda y con todos los buenos momentos que le esperaban junto al gran amor de su vida. Pensaba que José tenía problemas y que por eso se comportaba así, y pensaba también que ella muchas veces no hacía las cosas bien y que por eso José se enfadaba tanto. Así que ese día, subida en aquel coche de vuelta a su casa, se propuso que cambiaría, que sería mejor mujer y mejor esposa, y que ayudaría a José a solucionar todos sus problemas, y así él dejaría de enfadarse tanto y podrían ser, de una vez por todas, una pareja inmensamente feliz.
Al cabo de unas semanas, la historia volvió a repetirse.