Amor se escribe sin h de hipocresía

Hoy es San Valentín, día de los enamorados y de la amistad. Lo cierto es que el amor es uno de los sentimientos más difíciles de descifrar y de controlar. A lo largo de la historia se han realizado en su nombre un sinfín de locuras y actos heroicos. Del mismo modo, por su causa se han cometido auténticas barbaries. Muchas páginas se han escrito sobre este tema. Ha inspirado cientos de novelas, poesías o guiones de cine.

En una ocasión leí que cuando el amor se puede explicar, entonces no es amor. Y será cierto, porque a día de hoy parece que no terminamos de entenderlo del todo. Desde luego, bien merece que se le dedique una jornada internacional. Sin embargo, no está del todo claro su origen. Hay quien opina que procede de alguna fiesta romana llamada Lupercalia o Juno Februata. Ambas tenían lugar en esta época y versaban sobre la fertilidad o sobre la búsqueda de pareja. Otros afirman que el catorce de Febrero se conmemora la ejecución de Valentín, un joven sacerdote que unía en matrimonio a los enamorados de forma clandestina, allá por el siglo III. Ante la duda, la festividad fue eliminada del calendario litúrgico.

Sea como sea, los comercios nos bombardean cada año con todo tipo de ideas para celebrar esta fecha, nos incitan al consumo. Y siempre es bueno tener un detalle con las personas amadas, como complemento a ese cuidado continuo que requieren el amor y la amistad para mantenerse vivos. Pero nunca por compromiso o como mera compensación, esto sería de hipócritas.

Pienso que lo mejor que se puede regalar a alguien que forma parte de tu vida es tiempo, atención y apoyo. Y esto, por ahora, no se puede comprar. A la pareja, a los amigos o a los padres hay que mimarlos a diario. Hacer especial cada momento en su compañía, disfrutar como si no existiese el mañana. Estar presente de forma incondicional. Y hoy pongamos la guinda a ese amor sincero y desinteresado, del que sale del fondo del corazón. Amor en su más amplio sentido.