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Andrés: el resucitador

28/05/2024
 Actualizado a 28/05/2024
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El título quizás llame a engaño, sobre todo si completo el nombre del enunciado con el nombre y apellidos que de verdad tiene el destinatario de lo que voy a comentar.

Hace muchos años, 37 si la memoria no me traiciona, Andrés Martínez Trapiello y un servidor, tuvimos el honor de desempeñar el cargo de concejales en el Excelentísimo Ayuntamiento de León, si bien cada uno por unas siglas diferentes, formando el equipo de gobierno por un periodo no muy largo, en el llamado ‘Pacto Cívico’: PSOE, AP y CDS.

Al amigo Andrés solo le conocía de los periódicos pues él ocupaba el cargo de secretario por AP y yo lo mismo, pero en el incipiente CDS. Pues al formar parte el equipo de gobierno establecimos un contacto que derivó en una gran amistad, yo diría familiar, pues se extendió con la misma fuerza hasta nuestras esposas (desgraciadamente hoy ninguna se encuentra entre nosotros) y la cual perdura hasta nuestros días.

Andrés era teniente alcalde, delegado del Servicio de Aguas, y presidente de los Servicios Funerarios, a la vez que a mi, por razón del cargo que ocupaba en la empresa privada, que era de lo que vivíamos, se me asignó el de Personal y la vicepresidencia de los Servicios Funerarios, ambos desempeñados durante el tiempo que gobernamos que no llegó a los dos años.

He de manifestar que me causó una grata impresión ver como Andrés se volcaba en el desempeño del cargo, a pesar de las pocas facilidades que le daban en su puesto de trabajo, a pesar de tener derecho por la ley. Creo que es bueno recordar a quienes vivieron aquella época que la casi totalidad de los que formábamos el equipo de gobierno teníamos puesto de trabajo fijo en empresas, en la administración, por cuenta propia, o desempeñando profesiones liberales. Como en todos los sitios cuecen habas, y como vulgarmente se dice, y así era, en nuestro caso a ‘calderadas’, tuvimos que hacer frente a una situación convulsa con mucha dedicación en pleno verano del 1987.

Como he manifestado anteriormente, mi amistad con Andrés se estrechó haciendo que asistiéramos juntos a la mayoría de los actos que requerían nuestra presencia. A lo que me voy a referir y que comentamos jocosamente una vez pasada aquella experiencia, no del todo gratificante, fue cuando una vez estando en la emisora Antena 3 Radio en el programa local de la mañana que, con gran audiencia, dirigía la popular locutora Puri Gómez. Puri era bastante punzante, de las que no se cortaba a la hora meter el dedo en ojo de los entrevistados y, dirigiéndose a Andrés M. Trapiello, le preguntó por el destino que se le iba a dar a una cantidad correspondiente a su concejalía para invertirla en el camposanto, todo esto estando yo como testigo de la conversación radiofónica. Ahora viene lo que a mi me hizo reír sin que en las ondas se pudiera apreciar y que, a mi entender, no tuvo desperdicio. Trapiello (como se le conoce), sin dudarlo un segundo, contestó lo siguiente: En definitiva, Puri, de lo que trata es de «darle otra vida al cementerio».

Ahora entenderán el motivo del titulo. No cabe duda de que el tiempo dulcifica las situaciones que recordando el pasado están siempre presentes en nuestros recuerdos. Lo cierto es que aquella experiencia municipal dejó en muchos de nosotros un poso difícil de olvidar a pesar de que aquel mandato no fue un camino de rosas, porque crecieron muchas espinas.

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