Imagen Juan María García Campal

De ángeles, carcundas y flatulencias

10/04/2024
 Actualizado a 10/04/2024
Guardar

¿Serían ángeles las tres profesionales de la atacada y resistente sanidad pública que el pasado jueves, en el Hospital de León, me hicieron una ITV (inspección técnica del varón) destinada a saber, mediante gastroscopia, cómo se encuentra el británico australiano que me habita (un tal Barrett)? No tuve más molestia, y posterior, que una mínima hinchazón intestinal debido a la insuflación de aire requerida por la técnica endoscópica. Molestia que, miren por dónde, en privado y más tarde, risueñamente agradecí.

Aun el ayuno previo prescrito, andaba este incurable aprendiz de escribidor con las cosas intestinal y espiritual un poco revueltas después de escuchar a nuestros, nunca suficiente y justamente ponderados, presidente Mañueco y vicepresidente García-Gallardo de la autonómica «cosa suya», decir y dudar cínicamente de la dictadura franquista.

Que tristeza ver al uno, el presidente, no hallar más evidencia para identificar el franquismo con una dictadura que las acepciones con que la RAE lo fija, eso sí, haciendo cínica gala de sus valores marxistas (de Groucho) con su «Franquismo es dictadura, lo dice la RAE pero si hay que decirlo, lo digo». Qué tristura, sí; más, por otra parte, qué tristura más comprensible. Qué esperar de quien fue amamantado en las ubres del franquismo y profesionalizado en la política merced a sus herederos reconvertidos a demócratas de toda la vida («¡pa matase!») desde su inefable democracia orgánica; franquista, por supuesto: la conversa ‘Afananza Pandillar’ fundada por el Fraga, que tan bien tradujo el gran Forges. Es lo peor de la derecha política española, que, muchas veces, aún huele a franquismo. Y qué decir del otro, el afamado tuitero y jinete, hoy montado (¡y tanto!) en la vicepresidencia juntera con suficiente tiempo libre –no tiene competencias– para sus reaccionarias prédicas. Si el PP aún, muchas veces, huele a franquismo, la carcunda voxista hiede a él por todos lados. Diríase que está en sus esencias. Y así, cómo entrambas no van a porfiar contra las leyes de Memoria Histórica y Democrática aun les recuerden historiadores e investigadores de toda la comunidad que «No hay concordia sin memoria». 

Y aun así, estoy agradecido a estos especímenes de tales especies retrógradas por el buen efecto que me produjeron sus laxantes palabras, pues, privada y francamente, qué jubilosas y sanadoras dedicatorias lancé a tan encumbrados carcas al expulsar de mí las, ora progresivas, ora regresivas, insufladas flatulencias.

¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.

 

Lo más leído