No estarán los míos
en el año nuevo.
Subiré un día a su barca,
el casco mordido de salitre,
suplicando a la noche,
viuda furtiva,
una limosna de luz.
No estarán los míos,
solo habrá despojos,
y la barca otra vez,
y tal vez la espalda
y el viento,
y su sombra errante
invitándome a resistir:
como una noche despidiendo,
sin clemencia,
la soledad de las olas.
Los años nunca son nuevos
18/01/2025
Actualizado a
18/01/2025
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