Cristina Vega 2

Arma de doble filo

28/02/2023
 Actualizado a 28/02/2023
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Hace años la tecnología irrumpió en nuestras vidas con fuerza. Cada vez avanza más rápido, nos facilita muchas tareas. Nos hemos acostumbrado a conseguir las cosas con un clic, sin esperas ni desplazamientos. El progreso siempre es positivo y la practicidad adquiere mucho valor en esta época en la que tenemos el tiempo contado.

Antes los trabajos se realizaban casi todos de forma manual. A veces con un esfuerzo sobrehumano y empleando varias jornadas, lo que hoy se considera un desperdicio de energía. Desde luego hemos ganado en productividad y eficiencia. Sin embargo, creo que más que hacernos sencilla la existencia, todo esto acabará por anularnos y deshumanizarnos si no se establece un límite. Las empresas no dudan en usar las innovaciones a su alcance para hacernos prescindibles. De hecho, hay figuras laborales que son ya especies en peligro de extinción. Por ejemplo, los bancos cierran sucursales, los servicios de atención al cliente reducen personal y en algunos supermercados y grandes superficies se puede abonar la compra sin necesidad de un cajero o cajera.

Cuentan con el menor número de trabajadores posible. Si se pueden gestionar las operaciones a través de internet o con algún tipo de aplicación o similar, no necesitan contratar a nadie. Y si es posible desempeñar la labor con máquinas, mejor; más producción y menos gasto. Las ganancias por encima de todo, por supuesto. Y yo me pregunto, ¿qué pasa con las personas? Porque esto se traduce en una destrucción de puestos de trabajo y en la paulatina desaparición del trato interpersonal. ¿Pero no se supone que somos seres sociales?

De hecho, cuando nos surgen problemas o dudas, preferimos que un ser humano nos atienda y nos asesore presencialmente o por teléfono, ¿o no?
Lo que se concibió como una herramienta para ayudarnos nos desplaza, hace que perdamos nuestro lugar en el mundo. Vamos mal. Pasamos de un extremo al contrario sin detenernos en el término medio. Si Aristóteles levantase la cabeza…
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