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Aromas de musaka

11/02/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Nos hicimos eco, en este diario, de los ocho mil hogares que en esta comunidad –lo de ‘comunidad’ habría que replantearlo– han sido empujados al límite de la probreza por la política antisocial del gobierno.

Una realidad que trasladada a la totalidad del estado cobra una dimensión dantesca. Parafraseando a Brecht, «mañana vendrán por ti». Y no parece que la cosa vaya a parar, pues no nos sacarán de aquí los mismos que nos han llevado a esta situación.

No sirven ya los cuentos de crecimiento, recuperación o brotes verdes. Digno de mención es Soria, ministro que tan dañino fue para la minería leonesa, para Canarias y para todos, por su condición de experto en dejar a la gente a oscuras.

Una lección que los griegos han aprendido. Por eso ya lucen las bombillas en las blancas ventanas y perfuman las cocinas los aromas de la musaka; aunque no faltan agoreros que desearían ver cómo las islas del Egeo sucumben, como una nueva Atlántida con tal de fulminar a Alexis Tsipras y, de paso, a Podemos. Por su actualidad, no obiamos la controversia de Monedero pero, aun admitiendo el intento de escamotear parte de sus ingresos, el tratamiento de algunos medios que despliegan toda la artillería, jaleada por el PP y su televisión, es desproporcionado; un comportamiento patológico e histérico que clama: ¡Cuatro cientos mil euros! Sí, pero una nimiedad comparado con lo robado en las más altas esferas del gobierno.

O con el medio millón percibido por el exalcalde Francisco Fernádez, en base a no sé qué, por su relación con Caja España en el peor momento de la historia de la Institución, cuando se hallaba con el agua al cuello y a punto del rescate.

Recriminan que el de Podemos cobró de Venezuela... Pero ¿saben quién fue el mayor saqueador de la Pequeña Venecia? Pues, el presidente Carlos Andrés Pérez, un socialdemócrata íntimo amigo del expresidente socialista Felipe González.

Toda una lección de honradez.
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