El pasado sábado 29 de marzo, aconteció una noticia interesante a la par que curiosa en El Corte Inglés de León, y es que, este vivió una situación un tanto peculiar que me ha llevado a reflexionar sobre ello.
Para quien no lo sepa, se produjo un hackeo hacia la empresa subcontratada encargada de la megafonía en El Corte Inglés, que conllevó a que se difundiera un mensaje a través de este medio que decía: «Libertad Paco Sanz, José Mota chivato podrido. Por favor, procedan a robar todo lo que puedan, toda la tienda está gratis», según se relata en el periódico digital ‘Leonoticias’. Este mensaje no solo se defundió en el centro comercial de esta conocida empresa de grandes almacenes en nuestra ciudad, sino que se difundió en muchas otras regiones de España.
Por ende, toda esta situación cargada de crispación y desconcierto, me ha hecho darle vueltas al concepto de la ‘Evolución Humana’, pues no termino de entender en qué momento los avances tecnológicos o digitales, están consumiendo al ser humano.
Lo que ha pasado en El Corte Inglés, es tan solo una consecuencia más que se suma a las cientas que ya existen. Tampoco me importa realmente el por qué de ese mensaje, ya que se difunden diariamente mensajes de odio en los diferentes medios de comunicación que existen, así que, no es algo nuevo.
Sin embargo, tengo la sensación de que los avances que se realizan, traen consigo un retroceso naturalmente humano, que llega incluso a rozar la locura.
Por tanto, lanzo una pregunta al aire, supongo que sin respuesta, acerca de la ligera línea entre el crecimiento y la antítesis de este. Por qué parece que se mejora, pero al mismo tiempo se sigue tropezando con la misma piedra, que por muy moderna que sea, en esencia, es exactamente igual.
Cada mañana me despierto con una máquina inteligente a mi lado, que me permite buscar información ilimitada, incluso medir mi estado de salud, pero me genera al mismo tiempo miedo e inseguridad, sabiendo que podría recibir una llamada de estafa, un mensaje extraño o simplemente sufrir acoso en alguna red social.
El avance consigue hacer que la vida sea más cómoda, pero no más fácil. A su manera, logra controlar y manipular, a la par que informar e innovar.
El retroceso es el hijo del avance y puede generar ilusiones irreales, que si se afrontan, pueden dar lugar a sentimientos como la amargura o la decepción.
En definitiva, parece que detrás de un gran descubrimiento, avance o crecimiento tecnológico, se sucede un retroceso casi imposible de evitar, que más que ayudar a que la sociedad mejore, recrea una y otra vez la escena de un mundo que está sentenciado a autodestruirse.