Esos avispones
que llegaron a León,
con su tórax negro
y sus franjas amarillas,
recuerdan un poco
a los taxis de Barcelona.
Que no me acusen de sectario:
los avispones han de vivir,
como los gorgojos y las cucarachas.
Vinieron de Oriente,
como esos móviles
que quiere confiscar Biden.
Todo es extraño en estos tiempos.
Pensar que hubo épocas
donde nos fascinaba lo exótico
y soñábamos al raso
sin temer dentelladas.