«Ay, qué avería»

23/01/2025
 Actualizado a 23/01/2025
Guardar

Con malos presagios empieza León el año, que parece estar sufriendo el mismo problema que casi todos los leoneses. No sé cuál de los virus de la quintudemia habrá sido el incubado en el Húmedo o  San Marcelo, pero está claro que algún bicho de la mala suerte está poniendo a prueba las defensas de la ciudad. Todos los problemas salen a la superficie como hongos y el mal estado de algunas infraestructuras evidencia una dejadez de mantenimiento municipal y una falta de inversión general, aunque esto no le saque los colores a nadie. La lluvia y la sal contra las heladas vuelven a convertir en un campo de minas de agua las calles de allí y de aquí, hasta el punto en que hay que mirar dónde pisas en ciertos sitios si no quieres sentir la fría y cruda realidad de unos pies mojados en pleno invierno. Y eso con suerte, porque ya en la época de sequía vimos como se cayó al suelo una mujer mayor por un baldosín suelto en la calle Ancha y la hija le gritaba al desafortunado agente de la Local que iba a denunciar al Ayuntamiento. Digo yo que, por estadística entre tantos turistas, alguno habrá que también se haya caído o, al menos mojado. Esos que la Diputación de León afirma buscar en Fitur, pero a escasos días de ir no es capaz de detallar a la prensa cómo lo hará y luego deja a los colegios solos ante la ventisca de tener que gestionar las excursiones a las estaciones de esquí. 

El reventón de la tubería, que no fue el apocalipsis, pero sí un caos importante, también hace dudar del estado de lo que tenemos por debajo de los pies y de si se hacen las revisiones suficientes. Donde está claro que no se mira, ya desde que gobernaban otros, es en los colegios. La nueva normalidad parece ser que cada año llueva en uno diferente y, en algunos casos como en La Palomera, son hasta repetidores. Los padres y la comunidad educativa de la PÚBLICA están hartos de ver cómo ignoran sus problemas tanto el Ayuntamiento –que debe encargarse del mantenimiento–como la Junta –que debe invertir más en obra nueva–. Los que gobiernan prefieren inaugurar pisos turísticos y posar con la patronal día sí y día también que garantizar que esta ciudad sea un poco más cómoda para todos y no sólo para algunos. Y entre tanta falta de cuidados sociales y síntomas de envejecimiento municipal, la Semana Santa de León se convierte en la nueva exposición del Musac. Parece ser que el virus del diseño por ordenador hackeó al arte de la fotografía y el resultado del cartel de este año es una corona de espinas deformada hasta un falso infinito que no sabemos de dónde salió. Quizá era un año para destacar al Nazareno, para apostar por un momento emotivo, religioso o turístico y que por encima de todo dejase claro qué podemos ver si vamos a las procesiones de León. «Ay, qué avería»... Pero ya no sabemos a cuál de todas nos referimos con este Viejo Reino que es más bien un coche viejo al que cada día le sale algo nuevo. 

Lo más leído