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Becqueriano encuentro con el Dulce Nombre

07/01/2023
 Actualizado a 07/01/2023
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En esta primera escapada de principios de año, no iba exactamente buscando lo que me encontré, pero al final es inevitable embriagarse ante la presencia de Bécquer latente en aquellas tierras enmarañadas entre las lindes de Zaragoza y Soria. Contemplando aquellos paisajes diseminados a las faldas del Moncayo aciertas a distinguir la inquietante presencia de unos ojos verdes atrapados en el fondo de una cima estancada y caprichosamente dibujada en la tierra, poblada de fantasmagóricos helechos pertenecientes a una incatalogable especie. Entre los bosques sombríos de la mítica montaña, se pueden atisbar por el movimiento de ramajes y arbustos las huidas presurosas de las brujas de Trasmoz capitaneadas por la ‘Tía Gasca’ cuyas risotadas pretenden apenas acallarse mediante salmos gregorianos que inciensan el aire en el vecino monasterio de Veruela. Son los monjes benedictinos que abrazan ya casi la noche entonando las vísperas en esta fría tarde de enero. Una congregación de fieles cofrades de una Orden religiosa que se pierde en la noche de los tiempos. Que se encuentran para rezar y decidir juntos amparados bajo el manto de la tradición y la obediencia a la Santa Regla establecida por San Benito.

Como se encuentran hoy los hermanos del Dulce Nombre de Jesús Nazareno para decidir cómo se llevará a cabo el acto del Encuentro entre San Juan y la Madre Dolorosa el próximo Viernes Santo, 31 de marzo de 2023. Parece que la edición pasada generó desencuentros entre los asistentes, sobre todo por la ausencia del titular Nazareno. La Junta de Seises de la citada Cofradía ha decidido hoy congregar a los hermanos en el Palacio de Congresos y Exposiciones de León para votar la propuesta a las 11 horas.

Se cree que Bécquer presenció este acto un Viernes Santo. El 1 de abril de 1866 aparece en el número 13 del semanario madrileño ‘El museo Universal’ un artículo anónimo a él atribuido donde el romántico universal asegura admirado ante la inspiradora novedad de su descubrimiento: «Esta procesión, llamada vulgarmente el encuentro sale a las diez de la mañana del Viernes Santo y recorre casi todas las calles de la ciudad […] en uno de los balcones del piso principal y de la casa del consistorio […] se coloca un sacerdote […] durante el sermón, el paso de Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas está al extremo de la plaza, a la derecha del predicador, y en un momento determinado, los de San Juan y la Virgen de las Angustias comienzan a bajar por una de las calles próximas y en dirección contraria».

Palabra de Bécquer, quizás. Si es así démosle un voto de calidad ¿no les parece, hermanos del Dulce Nombre de Jesús Nazareno?
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