El líder del PP anuncia estos días una ley de conciliación en el Congreso. La estrategia intenta ir más allá de la confrontación con el Gobierno por sus pactos con las fuerzas independentistas catalanas (amnistía o financiación singular) para anunciar una medida centrada en la educación. Feijóo pretende universalizar la enseñanza de 0 a 3 años en toda España. Él ha activado una estrategia para retratar la «parálisis» legislativa del Gobierno por su debilidad parlamentaria y seducir, de paso, a sus socios en el Congreso. Por ese motivo, el PP priorizará este curso medidas de corte social capaces de conseguir un amplio consenso. Viene a ser una alternativa del Partido Popular a las políticas del Ejecutivo apoyándose en las doce comunidades autónomas en las que gobierna. Es, precisamente, en el área educativa donde los ‘populares’ quieren poner en marcha un modelo que ha empezado por el acuerdo para una selectividad común, imposible de conseguir para el gobierno, y continuando ahora con una Ley de Conciliación y Familias con la que tratará de convertir la gratuidad de la educación de los o a 3 años en una realidad en todo el territorio nacional. La comunidad educativa percibe la propuesta como una gran conquista social, aunque el modelo también tiene sus detractores, pues algunos sectores no aceptan la gratuidad de la educación en esta franja de edad para centros que no sean públicos. Son pobres sus argumentos porque es evidente que una amplia mayoría de padres se beneficiarán de este modelo.
Poco a poco el PP, basándose en la transferencia de competencias educativas a las Comunidades Autónomas, va cumpliendo sus predicciones del 19 de noviembre de 2020 al salir del Congreso de los Diputados. Ese día se aprobó la Lomloe, por los pelos, por 177 votos a favor, uno más de lo que marca la mayoría absoluta, tras un bronco debate y con fuertes críticas de la oposición. Las más de 600 enmiendas fueron rechazadas por el rodillo de esta ajustada mayoría. Aquel debate, en plena pandemia y con mascarillas, acabó con gritos de «libertad, libertad» por parte de diputados del PP y de Vox, que daban también golpes a sus escaños, y aplausos de la bancada socialista y de Unidas Podemos. Un espectáculo penoso, ver al gobierno utilizando la educación como moneda de cambio para contentar a los independentistas en plenas negociaciones de los presupuestos: Resulta poco elegante que el PSOE proponga y vote una enmienda transaccional a su propia ley de Educación para eliminar como lengua vehicular al castellano y que, por exigencia de Esquerra para votar los presupuestos, en Cataluña sólo se enseñe el español como cualquier lengua extranjera, como el inglés o el francés. La portavoz de Educación de Ciudadanos consideraba «inoportuna» la tramitación de la nueva ley, que «supone la demolición del sistema educativo», porque «comporta bajada de nivel», ataca a la libertad de elección de las familias y además supone un «mercadeo zafio con los derechos lingüísticos por un puñado de votos». El PP, a su vez, aseguraba que recurriría al TC la ‘ley Celaá’.
En nuestra comunidad, el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, al día siguiente de haber superado la Lomloe el trámite del Congreso de los Diputados, anunció que trataría de utilizar todas las herramientas que le permita el Estado de Derecho para defender el sistema educativo de Castilla y León y a todos sus alumnos, docentes y familias contra la Lomloe y se comprometió públicamente a garantizar la continuidad en esta comunidad autónoma de un sistema educativo basado en los principios de «calidad, equidad y libertad». Para él, la nueva ley de educación es de «bajísima calidad democrática», «atenta contra la cultura del esfuerzo y del mérito» y «su contenido es claramente mejorable». Acusa al Gobierno de tramitar la Lomloe «aprovechando las circunstancias de la pandemia, sin buscar el consenso con las comunidades autónomas, para imponer una normativa antigua y sectaria». Utilizaremos todas las herramientas que permite el estado de derecho», aseguró. Él sí tiene autoridad para presumir. Los excelentes resultados obtenidos por la comunidad en las sucesivas ediciones de PISA, en los que ha ocupado los primeros puestos en la clasificación española, dan alas a este presidente para presumir de eficacia».
Y sus promesas se están cumpliendo con creces. ¡Qué suerte tenemos con «la educación» en Castilla y León! Creo que no valoramos suficientemente la importancia que esto tiene: En el último Pisa vuelve a aparecer en lo más alto del ranking de las comunidades españolas y a la altura de la mejor educación del mundo. Ahora se une al resto de comunidades del PP para unificar la prueba de selectividad y para apostar por una educación gratuita de 0 a 3 años. ¿Hay quién dé más? En España no. Siempre queda margen de mejora, pero estamos en lo más alto del podio español. ¡Bendita transferencia de competencias educativas!