Noruega, Suecia, Bélgica, Holanda, Inglaterra… –y, fuera de Europa, Japón, Chile, Estados Unidos…– cuentan con un servicio de bibliobuses, bibliotecas móviles –autobuses, en definitiva, con libros en su interior– que recorren su geografía. También España, cuyo origen se remonta a tiempos de la II República, cuando empezaron a funcionar las llamadas ‘bibliotecas circulantes’.
En 1938, en plena Guerra Civil, la Generalitat de Catalunya puso en marcha el ‘Servicio de Bibliotecas en el Frente’, convirtiendo un camión en una biblioteca móvil que facilitaba lectura a los soldados del bando republicano. Una vez derrotado, ese camión serviría en enero de 1939 como medio de transporte para trasladar a escritores e intelectuales al exilio en Francia.
Desde mediados del siglo pasado, el bibliobús comenzó a generalizarse –en la década de 1970 funcionarán ya en toda España–, llevando libros allí donde su acceso era más difícil, fundamentalmente a zonas rurales, sin una biblioteca pública ‘fija’.
En León, tras largos años de espera, el bibliobús hacía su primer recorrido el 28 de enero de 1974 –este domingo se cumplirán 50 años– y, tras una trayectoria de medio siglo digna de elogio, es –lo lleva siendo desde hace tiempo, créeme– un importante dinamizador cultural de nuestros pueblos.
Y es que, aunque hoy el acceso a la lectura es mucho más sencillo que décadas atrás –y más aún gracias a las nuevas tecnologías–, los bibliobuses han sabido adaptarse a los tiempos y –gracias, en especial, a sus trabajadores– son, en la actualidad, auténticos centros de recursos en lugares en donde precisamente no abundan; e, incluso, si me apuras, su visita es siempre una buena ocasión para reunir a los vecinos en aquellas localidades en las que, sobre todo en invierno, quedan pocos…
Además, por si no lo sabes, cada 28 de enero se conmemora, desde 2016, el ‘Día del Bibliobús en España’, precisamente por haber sido ese el día de la primera ruta en León. El domingo, pues, la celebración será doble…