Javier Callado 2025

Bierzo y desestructuración social

19/09/2024
 Actualizado a 19/09/2024
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El Hospital del Bierzo es un centro sanitario básico dentro de la estructura nacional. España se organiza en torno a hospitales de unas 800 camas, como el de León, si atienden a territorios más grandes, y de unas 400, si atienden a territorios más pequeños, como el Bierzo, Ávila o Zamora. El resto de centros sanitarios se encuentran en una red secundaria que da soporte de distinto tipo a esta malla principal (ambulatorios, investigación, convalecientes, etc.) sobre la que se sustenta nuestro potente sistema sanitario.

En todos estos hospitales debe darse cobertura a especialidades principales, algunas de especial importancia por la gravedad de las enfermedades que tratan, como la oncología. Cuando una o varias de estas especialidades médicas ven mermado o excluido su servicio de forma permanente, se quiebra la igualdad de los españoles. En otras palabras, se viola la Constitución Española, pasando de una situación en que se cumplía a otra en la que se deja de cumplir.

Bajo este punto de vista –no se me ocurre otro aceptable–, la falta de oncólogos en el Hospital del Bierzo es una cuestión de Estado. El Estado en España consta de cuatro escalones administrativos, cada uno con sus competencias diferentes (no existe la duplicidad): Gobierno Central, gobiernos autonómicos, diputaciones provinciales, ayuntamientos y, en el caso especial de León, un quinto escalón diferencial, que conforman las juntas vecinales –no hay más provincias en España plenamente organizadas en juntas vecinales–.

La atención sanitaria es competencia de las autonomías. Dar el servicio de oncología en el Bierzo es responsabilidad de la Junta de Castilla y León. Es una cuestión anticonstitucional que no se cumpla, carencia que deja a los bercianos como ciudadanos inferiores al resto en servicios. Lo normal sería que las principales autoridades de Ponferrada, del Bierzo y de la Diputación provincial, hubiesen ido juntos a hablar con la Junta de Castilla y León de una cuestión con tanta trascendencia. 

En otras palabras, que Marcos Morala vaya por un lado a la consejería del ramo, que Olegario Ramón vaya por otro, y que Gerardo Álvarez Courel ni siquiera vaya, es un error. Los tres deberían ir juntos a hablar con la Junta de Castilla y León de una cuestión de tan extrema gravedad. Que hayan abordado este tema por separado, intentando sacar rédito político, cuando hay vidas en juego, denota una pérdida de valores y de perspectiva de la situación preocupante.

Esta falta de unidad de reivindicación, que podemos ver también en otras cuestiones –asunto ‘godello’, por ejemplo– alienta la desarticulación social. Aunar criterios es urgente.

 

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