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Bloquee que algo queda

03/03/2024
 Actualizado a 03/03/2024
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Criado en la generación ‘anterediluviana’ –antes de las redes sociales– se me hace bola que el discurso político se ciña a los caracteres de Twitter, ahora llamado risiblemente equis. Para mí que la necesaria concisión y la carencia de aportes expresivos de la comunicación verbal y física son parte no menor de la crispación política y la falta de entendimiento generalizada. Llama también la atención, por otra parte, la oficialidad que se le atribuye a los mensajes tuiteros si pertenecen a cargos públicos. Se diría que uno debe reposar el tuit como si preparase discurso de investidura o elogio fúnebre.

De estas memeces ‘reticulosociales’ derivan después sorprendentes noticiones como los que se refieren al comportamiento en esos foros de alguno de sus titulares. Hablemos de Óscar Puente, ese demonio. Puente pone enferma a buena parte de la derecha de este país y a la práctica totalidad de la llamada ‘fachosfera’ porque tiene lo que en privado llaman ‘bocachancla’ y en público también. Se atreve a decir verdades del barquero con un tono llano y a menudo directo como si no le importara el código de la circulación parlamentario. Donde los demás afirman «falta a la verdad» él dice miente.

Aspirante a Alfonso Guerra de Sánchez, uno de los noticiones que genera tan extravagante comportamiento, si lo es decir las cosas por su nombre, es la polvareda que levanta cada vez que noquea o bloquea a alguien, situación frecuentísima que, sin embargo, se convierte en noticia de periódico. ¿Por qué no puede o debe este señor bloquear a quien le dé la gana en su cuenta? ¿Tiene que aguantar a cualquiera por ser ministro? ¿No hay cauces oficiales para comunicarse, exigir y poner a caldo a un cargo público que tiene que abrirse de carnes en sus redes sociales –¡sociales!– para que cualquier descerebrado con seudónimo se haga el gracioso o cualquier ciudadano dé por elevada una queja solo porque la ha posteado en el sumidero ahora conocido como X? ¿No tiene cuenta oficial el Ministerio? La confusión entre conducto oficial y lugar público propicia malos entendidos de los que vive una parte de la prensa y de la opinión pública, reprochando comportamientos privados a lugares diseñados para ellos. Una prensa, por cierto, que luego abre de par en par cauces de opinión públicos a individuos sin identificar, anónimos y pseudónimos, que escupen barbaridades a la vista de todos, ofreciendo visibilidad a cualquier faltón, ignorante, difamador o nazi a los que debería… bloquear. Como hace el señor Puente.

Para exabruptos o para críticas fundadas que no sientan bien cada cual tiene su muro y su espacio que, en esto, X es muy ‘democrática’, da cancha igual a tirios y a troyanos, pero no tiene por qué aguantar uno que se lo hagan encima, en su espacio, donde uno es dueño y señor. Hasta que quiera Elon.

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