Por algún motivo que se escapa a mi entendimiento, hay momentos de tu infancia que se te quedan grabados en la memoria para siempre, aunque seas incapaz de recordar qué comiste ayer. Uno de ellos, seguramente compartido por muchos, suele ser el primer día de colegio. En mi caso la imagen que estos días me ha venido a la cabeza no es ni entrando a clase, ni conociendo a los compañeros ni nada similar, sino apoyado en el lavabo del baño de la que entonces era mi casa, uniformado hasta el cuello y con mi abuela creando una milimétrica raya en el pelo peine en mano.
Me pregunto si dentro de 32 años, los mismos que han pasado desde aquel momento, mi hija mayor se acordará de las galletas que desayunó, de si a su padre se le fue la mano calentando la leche o del paseo en patinete hasta el colegio mientras, como cada mañana cuando está nublado, cantamos ‘sol solito’ como una suerte de conjura para cuando nos volvemos a ver después del ‘cole’ (antes de pequeños y ahora ya de mayores) comentar si efectivamente «nos ha calentado un poquito» o no ha habido manera.
El caso es que más de tres décadas después los dos vivimos el primer día de colegio cruzando exactamente la misma puerta y eso, en los tiempos que corren, me parece ser un privilegiado. Recorrer el mismo camino, compartir profesores y vivir desde otra perspectiva lo que en su día parecía un nuevo mundo «me pone contento», que diría la canción. Lamentablemente no seremos demasiados los leoneses que podamos presumir –porque creo que es motivo para hacerlo– de poder llevar a nuestros hijos a los colegios en los que crecimos, ilusionados porque sean al menos tan felices como nosotros lo fuimos en una etapa que, con sus altos y sus bajos, no deja de ser una de las más importantes de nuestras vidas.
No sé si ella se acordará, pero a mí si me gustaría recordarlo y teniendo la suerte de poder contarlo en el periódico no podía dejar pasar la oportunidad de que aquí quedase escrito. Por si algún día a alguno de los dos se nos olvida, hija, que sepas que tu primer día de colegio te lo pasaste en grande. Y salió el sol.