El cambio de nombre de la calle General Lafuente ha suscitado malestar entre los vecinos, no por el asunto de la memoria histórica, sino porque el nuevo nombre escogido, Calle de la Policía Nacional, no parece el más acertado.
Todos compartimos la máxima admiración y gratitud hacia la Policía Nacional, que merece cualquier homenaje institucional y ciudadano y desde luego una calle en León, pero no parece que tenga mucho sentido que esa calle sea precisamente la que todo el mundo conoce como «la del Gobierno Militar». En efecto, la Subdelegación de Defensa y viviendas militares ocupan el chaflán y toda la margen izquierda de la calle ¿No hubiera sido menos torpe homenajear con el nuevo nombre a nuestro Ejército y dedicar otra calle al cuerpo policial?
Otra alternativa sería darle a la vía el hermoso nombre de Calle del Palacio, o del Palacio Real de León, puesto que su trazado atraviesa el solar de aquel olvidado edificio.
Enrique de Trastámara, que reinó como Enrique II, ordenó su construcción entre 1369 y 1375. Se trataba de un inmenso alcázar de estilo mudéjar que se extendía desde La Rúa hasta la muralla de la Calle Independencia, y desde el Palacio de Torreblanca, (Recreo Industrial), hasta el Convento de las Concepcionistas. Con el tiempo albergó la vivienda del Corregidor y la cárcel, así como el puerto seco de Gijón. Posteriormente fue sede del Adelantamiento de Reino, pósito y Cuartel. A mediados del siglo XX, ya estado ruinoso, fue demolido para poder construir el Hotel Conde Luna, el Gobierno Militar y la propia calle General Lafuente. Aparece citado en obras de Lope de Vega y Tirso de Molina, y según Juan Rivero de Rada, arquitecto de la Iglesia de San Marcelo y del edificio del Ayuntamiento aledaño, no tenía nada que envidiar al Alcázar de Sevilla. Se conservan escasos restos dispersos, como un hermoso arco ricamente decorado en el Museo Arqueológico Nacional.
Ya en 1941 el eminente Cronista Mariano Domínguez Berrueta pedía que una placa recordara la antigua ubicación del palacio. Nuestra actual corporación, especialmente los concejales dizque leonesistas, deberían reconsiderar la decisión y dejarse asesorar por quien sepa algo de la historia de León, que en el Ayuntamiento lo hay, y de sobra.