El halo azul, o línea de Karman, es ese punto en el que la atmósfera terrestre pierde densidad y comienza el espacio exterior. Esa línea se alcanza, a unos 4 minutos, en el cohete Blue Origin, propiedad del dueño de Amazon, que, pasado ese punto, puede alcanzar la «velocidad orbital». Unos 6 minutos de subida y otros tantos de vuelta a la tierra. Todo para «gozar» unos tres minutos, de la vista que ofrece en el espacio ese «azul serenidad» como lo llamaría el poeta de Salzburgo George Trakl, al que cita nuestro Luis Mateo Díez en su libro con el mismo título.
Ese es el viaje que el 25 de febrero ha realizado nuestro paisano Jesús Calleja, junto con otros cinco viajeros. Un viaje espacial. Un tipo de turismo al alcance de muy pocos, puesto que a cada uno de ellos les ha salido por un millón de dólares.
Cuando teníamos pensado hablarles a ustedes de ‘la floración de los almendros’, fenómeno propio de este tiempo pre-primaveral, se ha cruzado la gran noticia protagonizada por este entusiasta leonés, cuya presencia en los medios lo ha lanzado al estrellato visual. Pero contra Mediaset y los millonarios del mundo medios es inútil luchar. Por eso, lo que nos gustaría saber es si lo que sintió durante esos tres minutos este paisano nuestro fue algo parecido a lo que se tiene por habitual sentir ante ese azul serenidad del que nos hala el poeta Trakl.
De ese modo tal vez logremos apartar de nosotros , aunque sea por un momento, la terrible y persistente presencia del ya llamado Putin Club, representación de la cletocracia mafiosas que, por hacerse con las tierras ricas de Ucrania, no dudan en deshacer a una Europa que tanto tiempo ha costado formar. Pero a ellos, a los millonarios, qué les importa. Ellos no buscan tres minutos de contemplación, sino llenar sus cuentas bancarias hasta que ya no quede sitio para sentarse unos instantes a meditar.
Nos quedamos, por tanto, sin conocer la respuesta: ¿Ese azul serenidad, será tal vez el espejo en el que se mira la muerte? Al menos eso es lo que sugieren el tal poeta y nuestro novelista en sus alusiones a ese color. Y esta otra ¿Serán lo mismo el «halo azul» y el «azul serenidad»? Es seguro que no es un tema que les importe mucho a los promotores de estos viajes al espacio ‘Blue origin’ (ya van diez) a cambio de un millón de dólares multiplicado por seis, que desde Texas salen, vuelan, al espacio sideral.
Nuestro Calleja, en tanto, ensimismado en el azul.