No es lo mismo que el clima evolucione, como suele ocurrir cada determinado número de años , por diversas causas, que un cambio producido por el ‘perverso’ ser humano.
Centremos el tema. Nuestro tiempo histórico se caracteriza esencialmente por el avance de la tecnología, los descubrimientos científicos, la robotización, la inteligencia artificial y la desacreditación de los valores y esencias del ser humano.
Cada día asistimos al festival televisivo de turno que nos de bombardear con la contaminación extrema, el consumo de materias contaminantes, la destrucción de la naturaleza y la extensión de una especie de conciencia colectiva que se transforma en histeria, cuando nos sentamos ante nuestros televisores y observamos cómo se dan las noticias sobre el medio ambiente y la sensibilidad meteorológica.
Causa extrañeza comprobar cómo diariamente los diversos formatos de las emisoras de televisión y de radio repiten de forma machacona y monótona las noticias de la agencia estatal de meteorología, personalizadas muchas veces desde su óptica, y con una mezcla de buenismo, con el fin de no alertar a los adeptos del ‘fin de semana y de los puentes’.
Hemos llegado o estamos a punto de lograr que no confiemos en las predicciones meteorológicas porque no informan adecuadamente o se transforman en espectáculo de plató.
Los reporteros desplazados a las zonas de nieve, algunos bien cubiertos por los copos, sin protección, porque ya se sabe que el postureo gusta mucho al personal, y esas entrevistas a los lugareños sobre su capacidad para resistir las olas de frío y la sonrisa socarrona que se le pone a los del pueblo cuando les enseñan sus despensas y el modo cómo resisten los temporales al comprobar el grado de asombro de los urbanitas del micro y la alcachofa, son todo un poema digno de una pluma quevedesca.
Muchos reflexionamos sobre los objetivos que persiguen las multinacionales del desastre cuando nos anuncian el apocalipsis del caos cuando se reúnen en esos suntuosos salones suizos, después de prolongadas deliberaciones nocturnas con el objeto de tomar decisiones que no se cumplen o se ejecutan con una lentitud espantosa.
Sabemos que las potencias más desarrolladas tienen el conocimiento de las causas de este aparente caos climático que comienza a preocupar a los seres humanos y no lo comunican por razones poderosas que se nos escapan a los humildes mortales.
Pero sin acudir a teorías conspirativas, creemos que es sencillo llegar a la conclusión de que la tierra sufre períodos de convulsión y cambio climático durante su historia evolutiva porque depende de algunos factores como la rotación y la traslación en su viaje alrededor de su estrella vital, de la deriva de su eje magnético y a su vez recibe la influencia de todas las alteraciones exógenas del espacio exterior.
Así ha sido siempre y seguirá siendo, lo que sucede que actualmente, en la época de la comunicación hay intereses importantes relacionados con el consumo y el beneficio inmediato que utilizan métodos de maniobras distractivas para que no se alteren las costumbres de los ciudadanos y se utilicen menos materias contaminantes en todos los ámbitos, se informe de manera poco adecuada sobre el uso de medios de locomoción y no se extiendan usos de la energía que no contaminan y que supondría el abaratamiento importante para la inmensa mayoría de las personas. Además sería necesario que hubiera una política de cuencas hidrográficas y regulación de los cauces de agua y una ley de costas seria y sin compromisos raros que no contemplara el desbarajuste que permite el espectáculo playero actual. No todo es ocio y placer y lo que debe prevalecer es la razón y el conocimiento con el fin de no edificar sobre los cauces de torrentes y ríos, así como en las inmediaciones de los mares, lagos y pantanos.
Por otra parte, si hay tanto plástico en los mares es porque las multinacionales del envase no se han tomado en serio este aspecto, los organismos oficiales lo han permitido y hasta los del botellón dan muestra de su formación ‘ecológica universitaria’ demostrando que las generaciones futuras no se caracterizan por ese grado de reivindicación animalista y pureza ambiental que derrochan cuando se aproximan unas elecciones y obedecen las consignas trasnochadas de los partidos demagógicos.
Así que señores menos cenas y cuchipandas y más trabajo de acción con normas concretas que aceleren el cambio en los usos y costumbres del consumidor. Se deben trazar las líneas de convivencia y habitabilidad que requiere el futuro arrollador que se augura en todos los ámbitos porque de lo contrario lo que nos aguarda es un retroceso irreversible hacia la trébede y la cueva disfrutando de los hielos, las pieles y los cristalinos arroyos donde la caza y la pesca serán la forma de compartir las reservas que nos queden.
Solamente un ruego. Los informes meteorológicos deben realizarlos una única agencia con veracidad y sin ofrecerá los espectadores el efecto ‘sálvame climatológico’.

Cambio climático o evolución del clima
02/07/2019
Actualizado a
19/09/2019
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