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Camisetas negras hechas trapos

25/10/2024
 Actualizado a 25/10/2024
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El reciente decreto que modifica las mayorías necesarias para el consejo de administración de RTVE es un escándalo que trasciende lo político. El Gobierno, en un nuevo alarde de control, ha puesto a RTVE al servicio de la propaganda del PSOE. Pero, ¿dónde están esos periodistas que, durante la era del PP, se paseaban con camisetas negras clamando por la independencia de RTVE?

Recuerdo aquellos días de calentura mediática, cuando una supuesta lucha de los empleados por una RTVE imparcial se convirtió en un mantra. Ahora, en un momento en que el escándalo es aún más evidente, esos mismos periodistas guardan silencio. ¿Tendrán guardadas aquellas camisetas negras en el fondo del cajón, o las habrán hecho trapos para limpiar los premios que ellos mismos se dan?

El decreto, que rebaja las exigencias para la renovación del consejo, ha sido calificado por el PP como una «intromisión». Y no les falta razón. Con esta jugada, Sánchez no solo asegura el control de RTVE, sino que convierte a la institución en un instrumento de propaganda pura. Un instrumento al servicio del que en cada momento ocupe la Moncloa y que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos.

Curiosamente, Podemos aplaude la medida, argumentando que es necesaria para romper bloqueos que, según ellos, son culpa de la oposición. Esta situación se convierte en un ciclo vicioso que hará aún más difícil conseguir la independencia de la televisión pública. Mientras tanto, la pregunta es: ¿los mismos que antes clamaban por la independencia ahora se sienten tan cómodos que han decidido guardar silencio?

El escándalo no radica sólo en el decreto; está en la hipocresía de quienes defienden la libertad de prensa y, al mismo tiempo, se convierten en cómplices del control político. Quizás sea el momento de que esos periodistas revisen sus armarios. Tal vez las camisetas negras no solo eran para protestar, sino también un recordatorio de que la independencia de RTVE es un derecho de los ciudadanos, no un capricho del Gobierno de turno.

Mientras la manipulación se hace evidente y la verdad parece un espejismo, no podemos dejar de preguntarnos: ¿será que aquellos que tanto abogaban por la independencia ya no recuerdan cómo se siente realmente ser un periodista libre? ¿están muy cómodos en sus actuales puestos dorados con derechos laborales que ningún otro currito español tendrán en la vida? ¿o existe cierto miedo en alzar la voz y caer en desgracia frente a un Gobierno que se demuestra implacable con los contestatarios? Quizá, realmente, sea un poco de todo y a cada uno le mueva uno de esos motivos.

Así, con RTVE bajo esta nueva directiva, lo que queda claro es que la independencia de nuestros medios de comunicación se encuentra en un momento crítico. Nos enfrentamos a un futuro donde la verdad se diluye y la propaganda se convierte en el nuevo estándar. La batalla por una RTVE independiente no ha terminado, pero la pregunta es: ¿dónde están los defensores de esa independencia en este momento tan crucial?

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